sábado, 7 de abril de 2012

CAMINANDO A MI CRUZ

Esta mañana pensé en coger mi moto e ir al campo. Pero como está muy tonta con la cera de la semana santa y la lluvia, he cogido el coche San Fernando. De mi casa a San Andrés, San Juan y la calle Reventón. No me preguntes porqué lleva ese nombre y compruébalo tu mismo. Pase por la boca de la calle de mi abuela, Soria de San Juan, después creí llegar a la calle de la Alegría, la de mi tía. Pero una vecina me sacó del error, era la calle Clavel.

-          ¿Cómo es que yo llegaba de chica a la calle de mi tita por aquí?
-          Es que ahora está cortada – me dijo la vecina.

Así cualquiera se orienta. Sigo, sigo y sigo, y llego a la Cuesta la Risa. Ya sobre el camino de tierra me encuentro nuestra gran muralla. Aquí estoy, subida en una piedra, escribiendo y pensando. ¿Yo para que quiero coche? Vivo en el mejor sitio del mundo. En mi viejo barrio, en el barrio viejo. Aquí los Santos me saludan por la ventana mientras friego los platos.

Los caminantes nos saludamos. Los de las bicis no. Al próximo ciclista que pase lo pienso saludar, a ver que hace. Cada vez más cerca de mi castillo, ¿a que llego?

He visto una ardilla esconder una piña bajo una piedra, he visto otra, y luego otra, o a lo mejor es la primera. No al menos he visto dos. Hay muchas por aquí.

Se que estáis pensando, ¡anda que llamas! Si es que yo soy de voluntos fáciles, pero si quieres te llamo la próxima vez. No hago planes, pienso, voy a tocar la cruz y lo hago.

Casi llegando, escucho mi moto, pasa un tío montado, y pienso ¿manda cojones?

No tengo agua, pero se donde está la fuente.

Y al llegar a la cruz, hago pollito y me bajo de nuevo.

Y desde lo alto pienso.

Si hubiéramos sido solo amigos,
amigos sin tequieros
hoy te hubiera sacado de casa a la fuerza
para que subieras conmigo al cielo.

¿Ves lo que pasa por mezclar sentimientos?
Ahora me da vergüenza hacerlo.

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