PA VIEJA QUE VOY EN PICAO

Al principio, eres tan joven que los piropos que te echan suenan asquerosos, porque lo son. Eres menor de edad y un veinteañero te parece un viejo verde.

Pasa el tiempo y comienzan a ser más jóvenes los bomberos, normal. Después los médicos, los policías municipales…

Los albañiles que antes te piropeaban y te parecían unos guarros, ahora son jovencitos que están para toma pan y moja.

“Cada día son más jóvenes”- piensas.

No es cierto, eres tú la que vas pa vieja en picao.

¿Cual es el secreto de cumplir años y seguir siendo feliz? Visitar muchas veces a la muerte. Yo ya os lo he contado, soy aficionada a juguetear con ella, por eso, ahora digo:

¡Joder, he pasado de los cuarenta, quien lo diría!

Cada año que pasa es como un logro, una burla más a la señora.

Anda que si me muero centenaria, en mi mecedora junto a la chimenea, contando las veces que estuve a punto de morir, con mis hijos, nietos y bisnietos esperando, deseandico que se muera la vieja para descansar en paz.

Seguro que haré un par de bromas en mi lecho de muerte, como hizo mi abuela Dolores, aquel momento ¿todavía estoy aquí? O aquella última recomendación: “Que este mes también cobro, a ver si vais a dejar el alquiler sin pagar, para que me critique el casero después de muerta”.

Yo, me haré la muerta unas cuantas veces, para ver que hacen mis seres queridos. Intentaré contener la risa y cuando esté en la caja ya con el forense y todo el mundo llorando, les diré: ¡catalepsia, ha sido sin querer, catalepsia!

No me creerán.

Afronto la madurez con dignidad, creo, a pesar de que aprovecho la ropa de mi niña de dieciséis, cuando se cansa de ella. Es posible que la gente piense que no me pega pero, yo no estoy dispuesta a comprarme ropa para mí, cuando puedo hacerlo para ella y que sea más feliz que una mierda que te comas.

Total ella irá envejeciendo, e irá comprando ropa acorde con su edad, por lo que cuando tengamos unos añicos más, también iremos más o menos adecuadas con la edad que tengamos.

No tengo muchas aspiraciones en la vida, por lo que no me siento fracasada a mi edad. Empecé a escribir hace año y medio, supongo que no seré reconocida en esto. Estoy convencida de que si sigo escribiendo para todos vosotros otros cuarenta años, al final, alguien dirá:

“¡CUCHA! mira esta mujer lo que hacía, que graciosa, pues no me he puesto burro”.

Mientras, aspiro a trabajar para sostener a mis hijos, bailar para sostener mi columna, escribir para sujetar mis pensamientos, follar para aplacar mis instintos y finalmente …

Morir, así de simple.