domingo, 4 de febrero de 2018

NO QUIERO CUERDOS POR TESTIGOS

¿Qué sería del mundo sin los locos que sueñan? 

Es cierto que cualquiera puede ponernos en nuestro sitio, con un simple razonamiento lógico y acorde con el orden social, pero, ¿qué pasaría si no existiéramos?

¿A caso los cuerdos saben escribir poesía? ¿Saben hacer música?

Observo como se mofan de nosotros, no quiero tener a ningun cuerdo por testigo, no me importa despojarme de todos ellos, seguir sola hasta donde pueda, y si algún día lo logro, ser yo la que ría la última.

Si muero antes, que descanse en paz, o que mi semilla brote de entre los muertos, en todos los demás que supe envenenar. 

Mientras: multas, normas... impedimentos para hacer lo que es correcto. Somos valorados por los que son mayoría, tres de ellos juntos pueden anular a un valioso "inventor". Fíjate si es sencillo apagarnos, que solos lo hacemos muy bien, solo con no creer en nosotros, solo con escuchar las voces que nos rodean, la de los razonables.  

Intentan que desistas, que mueran las cargas que nos ponemos nosotros porque queremos.  

¡Todo por tu bien, todo por tu bien!

¿Alguno conoce algún logro importante de un cuerdo? 

Yo no, son los encargados de hacer que veamos las cosas imposibles, los que ponen palos en nuestra rueda.

Los nuestros, unos vivos y otros muertos, tuvieron que luchar mucho para conseguir que sus locuras dejaran de serlo, y que nadie les dijera… te lo dije.  



Esos cuerdos viejos
piensan que a su modo
me cambiarán en todo
yo navegaría en su lodo
y me fundiría por dentro
sirviéndoles de alimento
como buen petróleo.


Así sea.

Fragmento de CRÍA CUERDOS, de mi poemario Retahía, 2011

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