viernes, 6 de julio de 2012

MI CASTILLO

El amor no me trató bien, pero la vida si.

Tengo unos hijos maravillosos. A pesar de ser adolescentes, se tumban con su madre a ver películas y le tocan el pelo. Anoche, creo que me durmió mi niña y se fue. Entre sueños le decía:

-¿Te vas? eso es porque no me quieres. – sollozando.

El mayor me trae amigos a comer y repite mil anécdotas que le han pasado con su madre y sus hermanos. Los obligo a acompañarme a la mesa a mí o a cualquier otro rezagado hasta que terminamos. Sin tele. Para media hora que puedo amarrarlos, no voy a poner la tele para que no hable nadie. A veces les dejo que pongan videos chorras de risa, pero eso es otra cosa, es ambientación de la mesa.

Si quieren pueden recoger su plato pero después se sientan. Su vida va contra reloj, sujetarlos media hora en la mesa es difícil.

Ayer quedó rezagado con la comida mi Gitano y lo hincharon a pescozones. Para verlos a los tres, los dos mayores dando fuerte, pero como es de risa, todos tan contentos.

Hasta la vieja el visillo apareció bajo la mesa para unirse y también le dieron, también muy contenta ella. Son felices cuando ocurren esas cosas. Al terminar recogen la mesa y les digo:

-¡Quitadle el plato a la Reina! - Que soy yo.

Ante la protesta de mis hijos, me dirijo al invitado, que es el único que me hace caso:

-Toma, el plato de la Reina. - y sigo sentada comiendo la fruta.

El chaval me mira con sorpresa, mientras mi hija me recuerda que ya tenemos un sin papeles en casa, que no puede ser más. Mientras suben las escaleras, le va diciendo al invitado: “Eso es porque le has gustado”.

Y para las cenas, mi terraza, ahora si es mi reino, ahora si que estoy en mi castillo.

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