Ahora que tengo claro que no puedo tener pareja ni amantes
fijos, me siento más liberada. Camino por la vida con más fuerza y seguridad. No
me importa lo que piensen ni unos ni otros, me refiero a los hombres. Es
genial.
Puedo decirle las cosas que se me ocurren a cualquiera, dejando
claro que solo son cosas que se me ocurren, que para nada tengo ninguna
intención de hacerlas realidad.
Ahora viene el momento: ¡Qué tonta! , no digas eso, llegará
el hombre que se acople a tu vida.
No sufras, no pasa nada. No llegará porque ya no tengo ganas
de seguir intentándolo y te explico:
Primero, he descubierto que no lo necesito. Siempre que
tengo a alguien a mi lado, lo único que hago es cuidar de él. Estar pendiente. Sacar
tiempo de donde no lo tengo para atenderlo. Habitualmente no soy correspondida
ni en un pequeño porcentaje de lo que doy, que me perdonen todos los hombres
que tuve a mi lado en general, si piensan que no es cierto lo que digo, pues
que lo desmientan personalmente.
Segundo, he descubierto que mi vida no es muy distinta de la
que llevo teniendo hombre, que va. Yo no puedo tener a nadie a mi lado de forma
continua. Tengo cuatro hijos. Tengo una cerda y una granja que hacer a su
alrededor. Tengo un trabajo por cuenta ajena. Tengo una empresa que pretendo
sea fuerte algún día. Me gusta escribir. Y por último, ayer di mi primera clase
de contrabajo, por lo tanto, que me explique alguien donde queda el tiempo para
dedicar a un amante, amigo, novio, pareja o similar.
Todo esto lo explico para que los hombres que me conocen,
comprendan que debo ser para ellos cascarón de huevo. No digo que les mande
wasap para ver como están, que no quedemos para hacer algo divertido con los
niños, que no nos veamos un día en un concierto, para ir a comprar alguna cosa,
que no podamos quedar una tarde para follar, …
Lo que ya no puedo ser para nadie, al menos en los próximos
seis años, un mes y dieciséis días, es pareja. Para cuando pase este tiempo,
creo que la cosa estará más relajada en mi vida, ya tendré muchos proyectos
conseguidos y empezaré a pacer por la vida con más tranquilidad.
Sé que para entonces, habrá hombre apañaos por el mundo,
como yo, que tengan cincuenta años, como yo, y les apetezca pacer a mi lado. Para
entonces, aunque siga teniendo cuatro hijos, porque este mal es de por vida,
seguramente no me necesitarán tanto como lo hacen ahora.
¿Qué hubiera ocurrido si el padre de mis hijos viviera a mi
lado?
Que no le haría ni puñetero caso, y viviría para mis niños y
mis trabajos, echando un polvo de vez en cuando.
¿No es eso el matrimonio?
LVM
LVM
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