Quieto parao, no corras. Hay que vivir, o lo que es lo
mismo, perder el tiempo. Voy a procurar
hacer cosas normales e inútiles. Limpiar más, hacer punto y respirar profundo.
No se puede vivir la vida como si fuera una máquina de bolas,
¿recordáis? Aquellas que estresaban tanto. Disparabas la canica de metal y ganabas
puntos si golpeabas con ella a todos los timbres con luces que había en la
pista, antes de que se te colara la bola entre las pinzas.
¡Te ponían como loca!
No más golpes rápidos, sin sentido, a todo lo que me rodee.
Este año, me dejo, no hago, que hagan por mí.
Ya sembré muchas cosas, regar y esperar.
¡ Si, vosotros reiros !
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