A mí me dejas. Yo ya no sirvo para eso, ni me acuerdo. Me quedé
lista de papeles con el último amor. A mí no me mires así, has puesto cara de
deseo, ¡guarro!
¿Qué, Qué no?
Anda que no.
Te ríes y pones cara de inocente. Me miraste los labios, la
boca. Si tú. Tú que nunca jamás ibas a volver a amar, cagaico estás por seguir
destapando mis maravillas.
A ver si voy a tener que guardar mi lengua, sé que te gusta,
lo sé. Nunca podré igualar a tus musas, pero ellas solo son eso, musas.
Yo soy real.
Mi piel es rosa y nata, mis pezones naturales y mi boca, mi
boca te gusta hasta haciendo de muerta. Solo tú tienes mi boca de muerta, espabila
o despertará para otro.
Anda que no, no lo niegues. Anda que no te la comías en un
descuido.
Busca por ahí, desahógate la penca con otras, vacía tus
fluidos y ven seco hasta mí limpio de lágrimas. Yo te regaré conmigo. Despacio para
que no te emborraches.
Mientras tanto busca mejores hembras, más obedientes y
admiradoras. Que a mí, no me das pena ninguna, ya lo sabes. Muchas veces te lo
dije.
Lectoras empedernidas, enciclopedias andantes, analizadoras
de su dignidad, medidoras de la igualdad de los sexos.
Yo no, yo no creo en la igualdad, siempre hay uno fuerte
otro débil y sumiso. Sabes cuál es tu papel conmigo, asúmelo y ríndete de una
vez.
Yo trabajo al sol, no soy receptora de nada, solo emito,
trabajo y resisto.
No me das lástima que lo sepas, ¿te lo he dicho?
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