viernes, 23 de enero de 2015

PESIMISTA

No puedo dormir. Toda mi vida han sido locuras y locuras. No termino de inventar una cuando ya he hecho otra de las mías. Hacer mi casa era una gran locura en su día, luego las casas dentro de mi casa, locura doble. Siempre estoy igual, no aprendo.

Me escapo de los sitios, me olvido de cosas importantes y necesarias, no pienso en el futuro, todo lo hago a golpe de impulso.

Me he ido de un trabajo fantástico por loca y he vuelto porque tengo suerte y mucho cariño repartido.

No sé cómo se resolverá la última, estoy en ello.

Ahora que lo pienso, tengo cuatro locuras maravillosas en casa, que también dan mucho que hacer. El trabajo que dan no suele compensar, pero ¿qué haríamos sin ellas? Nuestras locuras.

Conozco personas que tienen una vida cómoda y lineal. Todos sus días son iguales. Sus únicos dilemas son cosas como: que color le pongo a la pared, que coche nuevo me compro, que comemos mañana.

Poco trabajo, pocos fracasos, pocos éxitos también.

Pasan sus días y pueden resumir su vida en unas cuantas palabras.

Llevan una vida perfecta. La misma vida que llevaban hace treinta años.  Sus casas están decoradas, no como la mía que es simplemente un hábitat. De mis paredes cuelgan cosas necesarias o con historia.

Yo estoy hasta el coño de mí misma, pero no me puedo evitar estar a mi lado. Hago las cosas y después me quejo. Normal que nadie quiera estar cerca, es para hincharse de problemas.

Y lo peor de todo, es que solo así soy feliz.

Siempre pienso que me van a salir bien las cosas, y si miro para atrás me doy cuenta de que estoy dejando un gran reguero de éxitos. Pero también de fracasos.

No dormir, me pone pesimista.


Llorar no es malo, a mí me ayuda.

No hay comentarios:

Publicar un comentario