Te lo tengo que contar nena, si no reviento.
Hoy se ha escrito un nuevo capítulo en la historia de
Vacarisa, mi cerda.
Está viva de milagro, casi la mato a mordiscos de rabia.
Acudí a la llamada de auxilio de mi vecino, ángel custodio
de Vacarisa que me ayuda con ella y sin esperar recompensa. Sabe Dios que si
algún día puedo pagarle lo haré, si tengo que encontrar la olla de las monedas
de oro que hay enterrada en nuestras tierras, lo haré.
Ha sido una situación emocionante, triste, desesperante y
límite. Frio bajo cero, en plena montaña, rodeada de una gran nevera de nieve.
Vacarisa, ha conocido la libertad. Hasta hoy no quería salir
de su casa, pero un día vio el exterior y ya, no hay quien la pare. Tiene más
fuerza que siete perros juntos.
Le he puesto dos collares de perro de esos con broches y una
cuerda larga roja divina y he pasado horas y horas, intentando hacerla entrar
en razón.
Tú ríete, pero yo he llorado, me he reído, he pensado en
sacrificarla, he pedido ayuda inútilmente…
Y así dos horas seguidas con el frío que hacía y sin poder hacer nada que ella no quisiera.
Y así dos horas seguidas con el frío que hacía y sin poder hacer nada que ella no quisiera.
Ni me quité la chupa de la moto. Imagen grotesca como hay
pocas.
Que lo digan mis vecinos, que subían con el coche. Tenía que haberme dejado el casco integral, la humillación hubiese sido menor.
Que lo digan mis vecinos, que subían con el coche. Tenía que haberme dejado el casco integral, la humillación hubiese sido menor.
He conseguido que vuelva a casa, pero solo porque ella ha
querido. Me ha ayudado mi perra, bueno la perra que viene a verme cuando vengo.
Se ha acercado a pedir comida y Vacarisa ha pensado:
- Esta se come lo rico y luego me deja el pienso.
- Esta se come lo rico y luego me deja el pienso.
Solo por eso ha decidido entrar en casa.
Mi madre ya la hubiera hecho chorizos, pero mi vecino dice
que eso sería quitarse un problema de encima, no solucionarlo. Que si yo quiero
hacer una granja, necesito a Vacarisa, y que me viene muy bien, cerrar el
perímetro de mi finca. O sea, que me está haciendo un favor la cerda.
No la insulto es que es lo que es, una puñetera cerda, que
creció el doble de lo que me dijeron que crecía y que tiene más fuerza que un
mulo. Yo creo que es cabezona por imitación, porque genéticamente no tenemos
nada que ver.
Me habla.
Cuando me vio venir, me enseñó su campo, el campo libre. Me enfadé con ella por traviesa y me senté lejos. Me mojé el culo encima. Vino a morderme las botas, a pedirme perdón y a decirme que ni en pintura me hacía caso.
Cuando me vio venir, me enseñó su campo, el campo libre. Me enfadé con ella por traviesa y me senté lejos. Me mojé el culo encima. Vino a morderme las botas, a pedirme perdón y a decirme que ni en pintura me hacía caso.
Alguien me dijo que lo increíble de mis letras, es que son verdad. Si, tú ríete, ríete... ya verás quien ríe el último. A cabezona no me gana ni una cerda. De todas estas experiencias límite, como siempre saqué algo positivo, refuerzo mis posiciones, la próxima vez no lloro, ya sé que a cabezona le gano.
LVM
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