martes, 20 de enero de 2015

VIVA VACARISA LIBRE

Te lo tengo que contar nena, si no reviento.

Hoy se ha escrito un nuevo capítulo en la historia de Vacarisa, mi cerda. 

Está viva de milagro, casi la mato a mordiscos de rabia.

Acudí a la llamada de auxilio de mi vecino, ángel custodio de Vacarisa que me ayuda con ella y sin esperar recompensa. Sabe Dios que si algún día puedo pagarle lo haré, si tengo que encontrar la olla de las monedas de oro que hay enterrada en nuestras tierras, lo haré.

Ha sido una situación emocionante, triste, desesperante y límite. Frio bajo cero, en plena montaña, rodeada de una gran nevera de nieve.

Vacarisa, ha conocido la libertad. Hasta hoy no quería salir de su casa, pero un día vio el exterior y ya, no hay quien la pare. Tiene más fuerza que siete perros juntos.

Le he puesto dos collares de perro de esos con broches y una cuerda larga roja divina y he pasado horas y horas, intentando hacerla entrar en razón.

Tú ríete, pero yo he llorado, me he reído, he pensado en sacrificarla, he pedido ayuda inútilmente…

Y así dos horas seguidas con el frío que hacía y sin poder hacer nada que ella no quisiera.

Ni me quité la chupa de la moto. Imagen grotesca como hay pocas. 

Que lo digan mis vecinos, que subían con el coche. Tenía que haberme dejado el casco integral, la humillación hubiese sido menor.

He conseguido que vuelva a casa, pero solo porque ella ha querido. Me ha ayudado mi perra, bueno la perra que viene a verme cuando vengo. Se ha acercado a pedir comida y Vacarisa ha pensado: 

- Esta se come lo rico y luego me deja el pienso.

Solo por eso ha decidido entrar en casa.

Mi madre ya la hubiera hecho chorizos, pero mi vecino dice que eso sería quitarse un problema de encima, no solucionarlo. Que si yo quiero hacer una granja, necesito a Vacarisa, y que me viene muy bien, cerrar el perímetro de mi finca. O sea, que me está haciendo un favor  la cerda.

No la insulto es que es lo que es, una puñetera cerda, que creció el doble de lo que me dijeron que crecía y que tiene más fuerza que un mulo. Yo creo que es cabezona por imitación, porque genéticamente no tenemos nada que ver.

Me habla. 

Cuando me vio venir, me enseñó su campo, el campo libre. Me enfadé con ella por traviesa y me senté lejos. Me mojé el culo encima. Vino a morderme las botas, a pedirme perdón y a decirme que ni en pintura me hacía caso.

Alguien me dijo que lo increíble de mis letras, es que son verdad. Si, tú ríete, ríete... ya verás quien ríe el último. A cabezona no me gana ni una cerda. De todas estas experiencias límite, como siempre saqué algo positivo, refuerzo mis posiciones, la próxima vez no lloro, ya sé que a cabezona le gano.

LVM

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