Nadie puede expulsar la pena de la pérdida sin duelo. Algunos
de nosotros manifestamos esa pena con euforia, exceso de simpatía, de actividad,
intranquilidad extrema. Yo he tenido varias pérdidas en mi vida y no me refiero
a las propias de la edad, me refiero a perder hombres.
Cada duelo es distinto dependiendo del nivel de
enamoramiento y del momento de tu vida. A veces ayuda a curar la pérdida un
nuevo amor. Casi todos los primeros amores después de una relación larga suelen
ser intensos y penosos. Suelen terminar con la misma euforia que comienzan.
Para curar una pérdida, lo mejor son las follaventuras. Hay que
tener muchas de esas para tranquilizarse y continuar viviendo con normalidad. Viajes,
ciberamantes, amores y amigos, todo en su justa medida.
Mientras se cura una pérdida, la ausencia de actividad suele
llevar a la ansiedad. No pares de hacer cosas, no te quedes solo. Manda mensajes
a todos tus amigos, alguno estará aburrido ese fin de semana.
No debes dejar que el proceso de duelo dure más de un año o como mucho dos. Si lo dejas te afincas en ese sentimiento. Empiezas a estar cómodo con la pena que produces. Si dejas que esto ocurra te harás adicto a los ansiolíticos y a la pena.
No debes dejar que el proceso de duelo dure más de un año o como mucho dos. Si lo dejas te afincas en ese sentimiento. Empiezas a estar cómodo con la pena que produces. Si dejas que esto ocurra te harás adicto a los ansiolíticos y a la pena.
Poco a poco, llega la calma, más si en uno de estos amores
te haces pupa, entonces es cuando dices, vamos a ver si nos estamos quietecicos
un tiempecico.
Una vez llega la calma, pueden aparecer amores más
constructivos, más correspondidos, más tranquilos y placenteros. Más pequeños y
razonables, más llevaderos.
Yo estoy ahora mismo en ese punto. Tengo la misma prisa en
encontrar pareja que tiene mi hija de once años. Sé que no durará para siempre,
por lo que no me importa empezar el año que viene o el otro, follar está sobrevalorado.
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