martes, 10 de mayo de 2016

Perdóname Nadia

Perdóname Nadia, pero no quiero decepcionarte. 

Yo te invito a un café egoístamente, porque pienso que algo se me pegará de  tu energía positiva, pero estoy cansada ya.

Para luchar hay que ser joven, no tener la información que yo tengo, no conocer a todos los personajes que yo conozco. Me repelen, salgo corriendo literalmente de los sitios, no tengo fuerzas para echarlos, ellos, son los vencedores.

Estos ojos vieron mucho y estas orejas recogieron muchas vibraciones para estos tímpanos. Todo acumulado en mis sesos hace que no pueda salir de allí ninguna idea nueva.

Estoy cansada de hacer el ridículo, yo sé cómo me ven, siempre me mirar con ojos de cuerdos, yo siempre fui consciente de mi locura. 

Dime sincéramente que coño hizo Don Quijote, sino hacer el puñetero ridículo y conseguir que se rieran de él. Bueno, aún no he terminado de leer su historia, de momento es lo que pienso, yo me bajo de Rocinante, ya no embisto más molinos de viento. 

Ya no lucho, el enemigo es fuerte y me resigno.

Yo comparto un café contigo y unas pastas que me trajo ayer Jandro de Asturias, bueno, de la mancha que es donde las compró, que como sus palmeras gigantes no hay otras.

Mejor para ti, si las trae no pruebas bocado.

Yo intento arrancar algún resto de mis experiencias, algunas de mis locas ideas de juventud, de esas que solo producen cerebros que aún piensan que se puede cambiar el mundo.

Todos los cuarentones dirán: ¡ni que fueras una vieja!

Solo soy cuarentona, suficiente para estar cansada si se lucha desde niña. ¿Lucharon los cuarentones del pasado? No, se dejaron llevar por los jóvenes.

Ayudar a empezar algo y que vosotros sigáis adelante, no me importa, pero no me pidas que permanezca, la política me agota.

Estoy muy contenta e ilusionada porque parece que nuestros jóvenes por fin se pusieron de acuerdo, van a ser un poco más inteligentes y unirán fuerzas.

No me importa votar a algunos de los personajes que te nombré antes, ellos se mantienen fuertes, son para la gente, un referente.

El ejemplo a seguir. 

No quiero ser referente de nadie, ya no creo en la lucha Nadia, pienso sinceramente que solo puedo ayudar directamente al que tenga cerca, en este caso a ti, pero yo ya no puedo en cambiar el futuro de un pueblo, confío en ti para que lo hagas por mí.


Necesito querida Nadia, que jóvenes como tú me arrastren, porque estoy cansada de pelear y necesito de tu fuerza. Pero yo te ayudo, te daré alguna idea, entre mis medallas guardo algunos logros, algunos muy gordos, otros que parece van a lograrse pronto, pero en todo ellos soy y seré, un ser insignificante que creyó haber hecho algo por cambiar las cosas, pero que solo fue un zumbido en la oreja de algún poderoso. 

3 comentarios:

  1. ¿Estás triste? Vale. Escribe ahora más que nunca. Si hace falta deja los "manchurrones" (que dirías tu) en el papel si llegan a caer las lágrimas sobre la tinta, pero escribe y no te escondas más.
    El más anónimo de todos.

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  2. Te mando estas palabras para que no desistas, para que sigas dándote topetazos contra los muros, a sabiendas de los chichones. Tirar la toalla, jamás. Un abrazo.

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  3. Yo los muros ya los levanto de ruedas para hacer dentro un salón con chimenea, es que ya se me acabó el amor por el altruismo

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