miércoles, 25 de mayo de 2016

SOY INVISIBLE

Todo el mundo es invisible mientras no se demuestre lo contrario.

De toda la vida del Señor he hecho cosas en mi ciudad y he sido invisible. 

Cuando pasaba para ir a desayunar al bar con  mi compañera, la fea, por una oficina de piso bajo con cristales de espejo para que no se vea el interior, nos gustaba saludar como las reinas, o hacer que nos estamos quitando un grano, o peinarnos, así un montón de tonterías. 

A veces con la casquera pasábamos y no hacíamos nada pero a la vuelta siempre cumplíamos nuestro ritual.

Imaginábamos a aquellos oficinistas apagados y aburridos, esperando ese momento durante toda la mañana, que les arrancábamos unas risas y eso nos hacía felices a nosotras.

He jugado al fútbol con un equipo de niños a los que les presenté el reto de hacerlo sin mover las piernas, para que se pusieran en el lugar de otras personas. Hacíamos la celebración del gol rodando por el césped.

He bajado en parapente en cole los días de viento.

He cruzado el paso de peatones en posición de hombre verde tras esperar a que cambiara el semáforo, en posición de hombre rojo.
El espejo en los grandes almacenes.

¡Tantas y tantas cosas!

Cosas que se hacen si se tiene muy poca vergüenza y sobre todo si uno es invisible.

Pero últimamente, me está ocurriendo algo, que me hace caminar con más pudor. Yo pienso seguir siendo la misma, pero esto me condiciona un poco, pienso que ya no soy invisible totalmente. Ya no soy transparente como quería ser mi Manu para robar en Simago.

Ya me ven más ojos de los que yo puedo ver.

De todas maneras si me cabreo con mis niñas porque llevo tres horas de compras y solo traen una camiseta que no les convence del todo porque “EN JAÉN NO HAY NA”, pienso seguir tirando la ropa al contenedor y diciéndole lo que me apetezca, siempre que sea con educación y a grito pelado. 

Si tengo que decir que los voy a abandonar que ya tengo los papeles preparados porque se me han perdido en una manifestación de esas de Semana Santa que hay mucha gente, pues se lo digo aunque me miren los cristianos presentes.

Pienso salir con la ropa de la obra a comprar el pan por el Pilar del Arrabalejo, con los pelos blancos de yeso y las chanclas rojas con puntitos blancos y los dedos con pegotes de pintura.

Pienso seguir bajando sin maquillaje, aunque cada día estoy más vieja y es más deprimente verme, a tomar una cerveza en chándal por el barrio. Que ¿es el centro? Pues que la gente de los barrios no se arregle tanto para venir aquí, que luego allí abajo bien que salían con la bata y las zapatillas a comprar el pan, que me he criado en el “Polígamo”.

Visible o invisible, voy a hacer lo mismo.

VERSIÓN REAL DE MIS ADENTROS.

Me acojona que la gente me conozca, que me paren en la feria y me digan:

-           ¿Eres tú?

Que me vean en mi curro y digan:

- ¿Tú qué haces aquí? Me he quedado descolocado, no me esperaba ver aquí a la Lengua.

¡Yo que culpa tengo!¡Veinticinco años llevo currando en el mismo lugar!

Sé que este pueblo es muy pequeño y todos somos invisibles hasta que dejas de serlo, todos conocíamos a la Chola, El Olmo, Piturda, Rafael el de la plaza…

Si me ves por la calle te pido que disimules, que te hagas el loco, que me sigas el rollo como hacemos con los niños cuando nos dicen que se han puesto la capa de la invisibilidad, en realidad soy más tímida de lo que aparento.

No me digas nada y si quieres hablamos por Face,  que yo siempre contesto y si nos hacemos amigos nos tomamos unas cañas, como hice con KEOSDENMORCILLA. Hoy mismo hablamos un ratico con él, que panzón de reír recordándolo. Terminamos a las dos de la mañana buscando un bar abierto porque se meaba y tenía que ir a su pueblo. Coño KEOS, que te saques la chorra en la carretera la próxima vez, que no tienes recursos.


Yo creo que en el fondo, no quería irse.  

LVM

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