Solo tenemos futuro inmediato, por eso devoramos los días como el que come peras sin pelar, chupándose los dedos y dejando que el jugo escurra por la
comisura de los labios.
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¡PUAG! ¡Qué asco!
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Tú, ¡come!
Y me enfado los viernes cuando te vas y me cabreo los
domingos si no vienes pronto y te ansío aunque cada día menos.
Miento.
Desbrozando a machete los problemas familiares, vamos
haciendo futuro con nuestro presente inmediato. No tenemos más, todo se terminó
desde que empezó, somos breves, fugaces, momentáneos, pasajeros, perecederos y
sobre todo, lo nuestro es corto.
Pero ¿Sabes que te digo?
¡Vente ya!
A lo tonto a lo tonto hoy es otra vez día once y si
puedo no te suelto, y si te dejas te apreso aunque estés lejos.
No necesito echarte de menos, cuando te vas resuelvo.
Hoy me
voy al campo por fin, estoy liada con la casa, ya sabes, espacio libre de
gatos, pero tengo quizás una sorpresa que pienso contarte si vienes pronto, y si
no vienes, pues ya sabes, me enfurruño.
Y aquí te espero, poniendo huevos, me dio la tos y puse dos.
hacía un minuto que habías publicado el tuyo; lo he leído.
ResponderEliminarYa esta, que los he leído
jajajja, me preocupas!!!
ResponderEliminarnada, solo una coincidencia
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