martes, 15 de noviembre de 2016

UN BUEN TRABAJO

Uno puede creer que mi forma de educar es producto del azar, yo pienso que es más el instinto y la experiencia. Desde pequeña colaboré en muchas asociaciones juveniles, fui creciendo en un ambiente hostil, un polígono obrero en los años de la heroína. Aprendía cosas a cada segundo. Cosas muy importantes para abrirte camino en la vida. Esto, me hizo ser como soy, una gran manipuladora.

Todo el mundo maneja, todos, aunque solo unos pocos lo reconocemos.

No hay como ofrecer la libertada a un joven, para que sepa lo peligrosa que es y la respete, la utilice y le saque partido. Cuando hablo de joven, hablo desde lo más joven, desde un niño pequeño, muy chico.

Mi hija era muy pequeña, dos o tres añitos. Un día en el campo, encendimos un lumigas de aquellos que quemaban mucho. Le encantó la luz. La miraba y me miraba, muy pequeña. Fue a tocarla, y le dije que quemaba:

- No, que quema.
- ¿mema?
- Si, mucho, pupa.

Ella entendía perfectamente lo que yo le estaba diciendo, pero necesitaba saberlo, necesitaba tocar aquello. Yo, como madre mala que soy, me puse con otras cosas. Ella ya sabía, pero tenía libertad de hacer. A los pocos minutos, viene con el dedo rojo, sin llorar ni nada, afirmando y soplando:

-          Mema, mami, la lu, mema.

No le regañé. Enfrié su dedo, le puse cremita y no le regañé, ni lo lamenté en ningún momento. Le curé como el que hace otra cosa si importancia, como si le estoy limpiando los mocos antes de entrar al cole. Aquello, había sido necesario para ella, y nada tenía yo que reprocharle.

Muchos educadores piensan que no se les debe dejar solos, que hay que evitar estas cosas. Yo no. Pienso que sin estas experiencias negativas, no aprenderían. Es tan bueno un buen ejemplo como uno malo.

Es tan necesaria una mala experiencia como una buena. Solo rezar para que la mala no sea muy mala y que la buena, la recompensa, sea lo habitual.

Ellos deben saber que solo tú tomas las decisiones y tienes la responsabilidad, pero también que pueden  convencerte para que hagas lo que ellos dicen, siendo siempre razonables.

No le ofrezcas el NO por norma. No te preguntarán en el futuro, no te enterarás de la mitad.

Yo he hecho toda la vida lo que los niños me han ordenado, yo les digo que SÍ casi siempre, pero luego les fallo, salen las cosas mal. Con esto, aprenden a medir lo que piden.

Cuando les digo que hagan algo, lo acompaño de una frase, para ellos muy graciosa, pero que tiene mucha maldad;

-          Es una orden.

No es una pregunta, no admite discusión, no te lo cuestiones, hazlo.

En el momento en que ellos son conscientes de que yo también acepto órdenes, de que yo también soy capaz de hacer lo que ellos mandan y más, de que no se me caen las vestiduras por hacer cosas de niños, es a partir de ese momento que te admiten como un miembro más de su especie y se abren.

Entonces, es cuando más y mejor se manipulan.

He visto alguna vez programas de estos donde se educa a los niños, Super-nani, Hermano mayor…

Apuntan en una cartulina las cosas que deben conseguir, ofrecen premios y recompensas, negocian para que el individuo, ya en edad adulta o avanzado estado de descomposición, mejore en su comportamiento.

Es tarde. Si tu hijo necesita negociar, es tarde. Tu hijo debe obedecer órdenes sin rechistar.

Todos mis hijos y los niños que he conocido en mis distintas actividades sociales, son como son y no van a cambiar. Todos ellos necesitan, exclusivamente, atención continua desde su nacimiento.

No me vale que los dejes y luego te quejes. Que llames a la Super-nani, cuando se te ha ido de las manos, no vale que cuando ya todo está perdido, empieces con los parches, educar, es sencillamente una labor de desgaste.

Ellos están en blanco, no tienen aprendida ninguna norma social, ni lenguaje, nada.

Muchos dirán, esta mujer, que dice que sabe educar, con lo ordinaria que es, con los muchos defectos que todos conocéis, efectivamente, porque además los escribo.

Creo que sí, que he sabido educar, he creado seres muy libres, eso es cierto, no será fácil para ellos encajar porque cuestionarán todo, pero creo, que aparte de que ya nacieron siendo perfectos, lo poco que les he ayudado en la vida a ser mejores, a mis hijos y a los otros, ha sido un buen trabajo.

Claro que siempre habrá quien diga, todo lo contrario.

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