jueves, 21 de junio de 2012

CASADA, DIVORCIADA O DESESPERADA

A veces me avergüenzo de algunos especímenes de mi género. Siempre fui muy machota de pequeña. Fútbol, bici y pinchiqui. El colache a veces, me gustaban las piedras. Tengo ojos de hombre cuando miro a las mujeres. Reconozco a las desesperadas a una legua.

La gente piensa, que por la condición de casada una no es una desesperada o si eres divorciada o soltera ya te mereces el comentario cariñoso: esa lo que necesita es un buen polvo.

¿Las casadas no?

Reconozco a una desesperada sea cual sea su estado civil, o en el Factbook, que es más moderno.

Llevo el estado de divorciada a gala, pero sigo tratando a los hombres como lo hice siempre. Nunca tuvieron ninguna oportunidad conmigo cuando estaba casada. No tendrán nada que hacer si no son libres, no me gustan los daños colaterales.

Me permito licencias que otras mujeres no podrían, comentarios de camioneros entre nosotros, sin ningún problema.

No pasé hambre nunca, será por eso que no tengo necesidad de comer.

Tu dirás dime de que presumes y te diré de que careces. Vale, asín seremos.  

Los hombres que me rodean, saben que es cierto. Si te quiero te cojo y si no te suelto.

Yo puedo tocar la nalga de un amigo después de actuar en una poesía erótica, y decirle, ¿te has puesto burro? y transmitirle al mismo tiempo tanta confianza que de sobra sabe que no se verá bajo mis sábanas.

Yo puedo hacer de La Veneno y decir las ordinarieces más grandes del mundo, que si es un amigo y se pone tonto le digo: ¿Qué haces gilipollas? ¡Qué soy yo!

A una mujer desesperada se le nota, coño que se le nota.

Características de una mujer desesperada: ropa nueva y hortera, apretadita y conjuntada. Maquillaje perfecto, pelo de peluquería, sonrisitas infantiles, y manotazos inocentes. En el fondo lo que les apetece es agarrarte el culo a manotazos y apretar a dos manos.

La Lengua no es asínnn, y si te tengo que dar una hostia, te doy una hostia.

A mi me gusta hablar, la amistad verdadera de machotes, las risas, los buenos momentos fraternales, pero, todo el mundo quiere ponerme mirando pa Cuenca.

No se si decir que tengo una enfermedad como dice mi Gitano Branco, que no puede crecer, para que le dejen tirarse por los toboganes grandes. Pues eso, decir que tengo una enfermedad congénita, a ver si así la gente se abre y me habla.

O que tengo el chocho atrofiao.

O que tengo novio.

O que tengo el chumino de canto que es como una señal de prohibido el paso, y asínnnn no se puede.
Si estás desesperada espantas, pero si no es tu caso no paras.

No hay comentarios:

Publicar un comentario