Llevaban horas follando. Follando y follando, hablando y
follando. Riendo y follando, bebiendo y follando. No querían perder el tiempo
en tonterías como comer, pasear, ver una película; eso lo dejaron para las
parejas que se tenían a diario.
Ellos no, no podían tocarse y ahora era lo único que les
apetecía: dormir, follar, reír, hablar, follar, besar, chupar, abrazar,
descansar, follar. Frutos secos y agua, follar.
Comían frutos secos mientras follaban. Bebía agua apoyada en
el fregadero de la cocina, mientras él, la seguía follando desde atrás, el
hambre y la sed, era inevitable.
El calor que sentía dentro la me deja seca, le hervía la
sangre.
Se pusieron al día de muchas cosas, aunque casi todas las
habían hablado a diario. Algunas, las más profundas salieron en su cama esos
días. Sabían que todo volvería a la normalidad al día siguiente. Sus vidas
volverían a atraparlos, debía ser así,
así nació y vivió su relación, libre.
Libre para seguir viviendo, para no cambiar en nada su día a
día, entre otras cosas porque no podía ser. Aceptaron la situación desde el
principio, sin plantearse siquiera alternativas distintas. No sufrían por lo
que no podían tener, disfrutaban de lo que tenían. Y tenían muchas risas,
apoyo, cariño, compañía, comprensión, conversación.
Compartían muchas cosas, pero no pelos en el lavabo.
Ella descargaba su rabia por no tenerle, follándole con
fuerza. No daba a bastos con todo lo que surgía de su cabeza, no había tiempo,
no se podía perder durmiendo.
Descansaban y arremetían de nuevo con sus deseos.
Él cerraba los ojos intentando descansar, ella hacía lo
mismo fingiéndose cansada para no levantar sospechas. Pero en realidad, su
cerebro seguía funcionando. Levantaba las sábanas, le miraba. . Recorrían su
cuerpo a la espera del momento. Cualquier movimiento le hacía reaccionar,
buscando sus ojos, pidiéndole más.
Le comía la polla y escupía en su vientre, le insultaba, le
golpeaba, los nervios se la comían. Muchos días de espera imaginándole, ahora
estaba allí, a su lado, desnudo.
Ya no le miente cuando le dice que lo quiere, ya no se
mienten. Ya son grandes para saber lo que quieren, lo que hay, lo que tienen.
Follar es fácil, también tener a alguien a tu lado.
Conseguir lo que ellos tenían, era casi imposible. Dos bichos raros eran, y lo
sabían. Seguramente juntos todo el tiempo no funcionaría, les faltaría eso, el
no poder tenerse.
Cuando la penetraba explotaban mil sensaciones que no tenían
a diario, cuando la besaba se paraba todo, cuando se decían TE QUIERO se
golpeaban fuerte en el vientre.
vaya hartazgo sanisimo de follar y refollar, me ha encantado, pero si me descuido me salpica el alma espermatica y vaginal de los penetrantes complices. Te mando un abrazo, lengua, insuperable
ResponderEliminarSi que lo superaré, mañana más, no voy a dejar de dar lengüetazos de estos, porque me divierte y me gusta, y a falta de pan, buenas son las imaginaciones mías. jejejej. Además hay un par de amigos dispuestos a traducir y a enseñarme inglés. Así que voy a dar lengüetazos a to bicho viviente, los que hablen inglés también.
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