lunes, 15 de octubre de 2012

QUERER CON MODERACIÓN

Reconozco que cuando quiero, quiero mucho y no se me controlar.

Me aprieto e intento querer sin ansias, pero no puedo.

Aviso, si te quiero, te cuido.

Cargo de adornos mi amor. Te peino y te pongo lacitos en el pelo como un perrito pequinés, para que no te caiga el flequillo en la cara. Te pongo cremitas. Te  visto de azul, con tu camisita y tu canesú.  Doy masajitos. Doy besos y abrazos, quizás en exceso. Te llamo mientras duermes,  te saco de la ducha y no te dejo comer tranquilo.

Si no te gusta mi forma de amar, no me pidas moderación. Solo tienes que dejar que me acostumbre a tu ausencia poco a poco. Encogeré mis hombros y se quedarán sin fuerzas mis brazos. Se cerrarán mis párpados y dormiré para olvidar.  Me pongo mustia despacio, tardo en conseguirlo, pero al final dejo de molestar. Desaparezco.

Palméame en el culo lo que quieres es que no te falten mis caricias, que no se aflojen mis ganas de jugar contigo. No dejes que me apague. No permitas que me acostumbre a no amarte poderosamente, porque si lo hago así no lo hago. No se amar de otra manera.

Así soy en eso y en todo lo que hago, o participo con fuerza obsesiva, o me voy.

Llámame infantil o loca. Tengo asumida esta parte de mi personalidad, como defecto o virtud que no puedo cambiar a estas alturas.

No se fingir lo que no soy.

No hay comentarios:

Publicar un comentario