jueves, 4 de julio de 2013

¡ CÓMEME EL COÑO DE CANTO !

Sigo siendo muy brutica. De mi boca nacen expresiones ordinarias que generan situaciones muy cómicas. Esta mañana, pagando el desayuno, mi boca soltó una frase muy común para mí, que siempre digo entre amigos o en la intimidad de un establecimiento público.

Hay momentos en la vida, donde te gustaría dejar a un lado los modales y las buenas costumbres, la paciencia y la cortesía, todo lo que caracteriza a la gente civilizada, con estudios y educación, para hablar y solucionar las cosas, como mi gente, la gente con clase, la clase preferente. Por ejemplo:

En una comunidad de vecinos, la típica reunión que se alarga para hablar de tonterías como las luces que hay que cambiar, las mil quejas sobre el portero, el socorrista y la vieja del visillo que siempre está malmetiendo entre los vecinos.

En esta reunión tipo, hay un vecino tipo. El típico vecino que no para de hablar, cargado de pedantería que el confunde con sabiduría, que no escucha ninguno de los comentarios que realizan el resto de sus semejantes. Vuelve una y otra vez sobre el mismo tema, haciendo oídos sordos a las demás razones, puesto que la suya es la verdad absoluta, sus soluciones las más acertadas y su vocabulario el más técnico y esclarecedor.  

De ningún modo se puede comparar con los demás mortales, es evidente la ignorancia del resto aunque tengan la suerte de vivir en su comunicad y deleitarse con sus clases magistrales cada cierto tiempo, cada vez que hay reunión, cada vez que te lo cruzas en el ascensor, cada vez que te toca la brasa en la piscina, o cada vez que se asoma a su ventana a aleccionar a los jóvenes residentes.

Comienzas a perder los nervios cuando ves que la reunión se alarga gracias al ilustrado. Tenías previsto terminar a las diez para las cenas de los niños, y son las once y media y los niños desmayados en las escaleras protestan diciendo:

- Mamá cuando va a terminar –gritando- ¿Ha terminado ya mamá? – en balleno - ¿chicuan chido chice china chimos chima chimá? – en clave – ¿chima chima, chicuan chido chise chica chilla chies chite chigi chili chipo chillas? – seguimos hablando en clave, algo tenemos que tener los ignorantes de ventaja- ¡chima chima, chidi chile chique chise chimu chie chira!

Y el vecino que sigue hablando porque tiene todo el tiempo del mundo, su mujercita atiende a su prole o a lo mejor no tiene porque es un solterón que espera con ansias estas reuniones para poder hablar y que se le escuche.

Tu ansia y tu desesperación se desbordan, es el momento de actuar. Mírarlo a los ojos, arruga tu nariz enseñando las paletas superiores y parte del labio interior superior lentamente, para que te entienda a la primera, lo miras y le dices:

¡CÓMEME EL COÑO!

Pues algo así le había pasado a mi compañera el día de antes, y yo le decía que es lo que debía de hacer.
-          Y si antes contoneas tus caderas, bajas la mirada estilo estrella de Hollywood, le pones la palma de la mano en el pecho, mejor nena, y le dices eso de …

Nuestro querido y paciente camarero, escuchaba la conversación sin más remedio, puesto que debía cobrarnos el desayuno. Entre carcajadas proponíamos escenas distintas donde poner esa frase …

-          Te imaginas fea, que vienen y te dicen, tú tienes la culpa por consentirlo ¿qué tiene que hacer la fea?
-          CÓMEME …

En eso que nuestro camarero no pudo más y dice:

-          Dile que te lo coma de canto.
-         ¿De canto, eso como es? – dice mi amiga.
-         Tu dile que me llame tu marío que yo se lo cuento.

Es que esta muchacha, ¡tiene unas preguntas!

He de decir que mi agilidad mental en lo que respecta a imaginar posturas eróticas, se hizo patente y automáticamente imaginé como sería que le comieran a una el coño de canto. Incluso intenté buscar combinaciones eróticas, pero de canto. El sesenta y nueve de canto, el misionero de canto, en algunas sería necesaria la lengua de un oso hormiguero, pero todo es cuestión de intentarlo y si no pegar cabezazos al aire dando lengüetazos como cuando yo le pongo el chóped a mi perrata a una distancia que no puede alcanzar a la primera. Ella se esfuerza y al final lo consigue. 

Pero mi amiga, es bastante más buena persona e ingenua que yo. Volvía hacia el trabajo aturdida por el comentario de nuestro camarero intentando imaginar como era eso de que te comieran el coño de canto, y porqué en tantos años de vida sexual, ella la conocía.

Yo intentaba darle mi opinión de cómo sería la cosa, pero no la convencía en absoluto. No contenta con mis explicaciones, al día siguiente reúne a sus amigos para preguntarles: ¿de canto como es?

Automáticamente, todas sus amigas reprochaban a sus hombres que no le hubieran comido el coño de canto nunca, que como era posible después de tantos años.

Todos a imaginar y explicarle a la Fea, como sería el tema, mientras ella se decía una y otra vez, como si de una desgracia o catástrofe sexual se tratara:

-          Le voy a decir a mi Miguel que porqué no me lo ha comido de canto nunca, que tengo una edad y que yo no sepa como es eso.

Buscando en su imaginación y nada. Los amigos, que para eso lo son, ayudándola en la intimidad de un establecimiento público también.

-          En posición fetal, sacas la armejilla, y estará de canto la nena y la armeja, ¿no?

Algunos incluso documentándose por Internet móvil, para poder mostrar imágenes.

Hemos pensado que no nos quedamos con las dudas, que la semana que viene, nos juntamos todas las chicas en el bar y aún a riesgo de parecer insinuante la pregunta, apoyamos nuestras manos en la barra, miramos fijamente al culpable de sembrar las dudas y el enigma en nuestras vidas, y le preguntamos a coro:

¿Cómo me comerías tú el coño de canto?

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