Soy castor constructor, transformo el entorno que me rodea.
En el año ochenta y nueve, ya quería ser yo lo que voy a ser y soy. Hice el premier
curso que se organizaba en el sindicato de diseño del mueble. Me apunté a la Escuela de
Artes en ebanistería.
Nos viene de fábrica esto, se nos ve venir desde
chiquitillos. Mi hijo mayor con dieciséis meses jugaba a clavar puntas en la
carpintería de los titos. Sentado en una biga de madera, era lo más feliz del
mundo, daba mucho miedo ver un bebé desnudo, solo con su pañal calvando puntas
a aquella velocidad. Partía almendras y no sabía controlar sus esfínteres. Mi
niña pequeña, también será castora constructora, lo se. Nadie nunca se lo
quitará de la cabeza por ser mujer.
Hice caso y no me arrepiento, fui informática y así trabajé
durante años con papeles y buffers. No pasa nada solo fue un rodeo de veinticinco
años, pero por fin lo conseguí.
Solo en mi tiempo libre pude hacer un barco, mesas, estanterías,
una piscina y muchas casas dentro de esta casa. Me gusta trabajar sola porque
no soy constante y varío continuamente de dirección cuando estoy construyendo. Puedo
dejarlo todo por medio porque me nace la gana de escribir o porque me llama una
amiga para desayunar, o simplemente porque no me está saliendo como a mi me
gusta, me cabreo y me largo.
Todos quieren ayudarme y se lo agradezco, pero tomé una
decisión, seguiré como hasta ahora, trabajando sola. Mi imaginación visualiza a
muchos castores constructores trabajando en equipo, pero será cuando todos vean
y sepan lo que soy capaz de hacer, sola.
No hay comentarios:
Publicar un comentario