martes, 28 de abril de 2015

FOLLAR

Se despierta remoloneando en la cama. Atontolinao. Acostumbrado a la soledad de su cuarto. Sin esperar a nadie.

De pronto aparece con una taza de café en la mano, vestida solo con una de sus camisetas viejas de andar por casa, no lleva bragas.

No termina de recordar que pasó. Se arrepiente. Es extraño. Esas cosas se hablan. Ya está hecho. Mejor no darle vueltas  y dejarse llevar. No recuerda nada, pero no puede confesarlo.

Ella habla y habla. Se mueve muy deprisa. Le gustaría apagar la luz y seguir durmiendo, y que cuando despertara, no estuviera allí.

-          - ¿Qué hice? No puede ser ¿Qué lío?  – pensó.

Ella se mete bajo sus sábanas. Se quita la camiseta y lo abraza. Desnudos los dos. ¡No puede ser!

No puede parar de pensar en la multitud de situaciones incómodas que seguramente debería sortear en el futuro.

Había sido su mito erótico desde su infancia, se lo confesó. Ella desprendía tanta follabilidad que no pudo evitarlo, se la había follado, suponía, pero no lograba recordar nada.

Ella era, la opción más complicada de vida. 

¡A ver como se la quitaba de encima ahora! 

Decidió guardar silencio para no meter la pata. Estaba aún un poco dormido, ella lo entendería. Mejor no mover ficha, a ver que dice.

-          - Venga, te dejo que me des un abracico.
-          - Gracias.
-          - Si me quieres dar un beso, rápido, que no me arrepienta. Pero piquito, con lengua no.
-          - Vale.
-         -  Y no te acostumbres.
-         -  Lo sé, lo sé, es solo un poquillo.
-         - Porque estamos muy necesitados.
-         - Claro, claro, en eso quedamos.

¡Qué horror, no recordaba nada!

Esta mujer le hablaba con total naturalidad, como si se conocieran de toda la vida, como si fueran novios desde niños, en el colegio, en parbulitos. Como si su primer beso hubiera sido en el patio del colegio, buscando hormigas, comiendo panecillos de los jaramagos. 

No estábamos tan borrachos, ¿qué ha pasado aquí? Cenamos, bien, hasta ahí, lo recuerdo. Bebimos, lo normal sin pasarnos. Muchas risas, recuerdo muchas risas. Y Fumar, ¿estuvimos fumando María? Si, eso si lo recordaba.

Y de ahí, a la cama. ¿En desnudos?  ¿Cuándo nos desnudamos?¿Sin besos? ¿Sin follar?

No puedo ni pensar en la palabra follar, me pone cachondo. Si estoy cachondo con ella en la cama dándome piquitos, que no besos con lengua, a ver que quieres que te diga, estos pensamientos que vuelan, vuelan, y al final voy a hacer lo que no quiero.

Rozar su cuerpo tan cerca, oler su piel.


¡Qué mierda de juego es este, yo quiero follármela! 

LVM

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