sábado, 3 de noviembre de 2012

ASÍ ME VA

Como una niña pequeña soy, lo reconozco. Tuerzo el hocico y no puedo enderezarlo. Que pena no poder esconder mis adentros, que se me note tanto en la cara los enfados.

Que práctico sería poder fingir simpatía. Yo no. Yo pongo unas caras salvajemente serias cuando algo no me gusta. No guardo espacio de tiempo para la reflexión.

Simplemente un día me levanto y me tiro cuesta abajo, con peso a la cabecera de mi carromato. Se que finalmente me espera el cepazo, pero asumo que es mi freno, el único que tengo. El panzazo no duele tanto, mucho más quedarme quieta.

¿Miedos? Muchos, pero juntos no pueden con esta voluntad temeraria que me dieron al nacer. Si es que no puedo evitarlo, tampoco que mi lengua diga cosas que debo callar.

Me defiendo a puñetazo limpio, sin querer. Escupo a la cara de los que me dañan, aunque solo sea por un día.

Puede que al día siguiente me esperaran un montón de tesoros a su lado, pero si me dañas yo te escupo y si me pierdo algún premio, mala suerte, ya te he escupido.

Así me va.

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