sábado, 24 de noviembre de 2012

CORTAROLLOS

Si algo tengo claro en la vida es que a los niños y las niñas que me rodean les caigo bien. Hago cosas anormales, lo se, si me valora un adulto. Pero si me valora un niño, soy simplemente uno ellos, pero que además sabe conducir un coche. 

Me revuelco con ellos, son lo mejor del mundo, jamás podrá acercarse nadie a mí si no lleva el alma de un niño. Loco, tozudo, repetitivo, positivo, imaginativo, temerario, irracional para los adultos, ignorante para los mismos de antes…

Yo se muchas cosas de niños y muchas de adultos y puedo asegurar sin temor a equivocarme, que ellos llevan razón. Sin lugar a dudas.

Me encanta salir de la ducha y pasar por su mesa donde hacen los deberes con el culo al aire gritando:

 ¡NO MIRÉIS! ¡NO MIRÉIS!

Lo hago desde el pasillo, para que cuando entre en la habitación, ya se estén partiendo la caja de risa. El otro día estaba mi sobrina, y me preguntó: ¿TITA, TU PORQUÉ ESTÁS TAN LOCA?

Yo le dije: Viene de familia, como mi tita Eve.

Me encanta que me regañen, para poder llamar cortarrollos al emisor del mensaje. Y es que algunos niños crecen más que yo, y me ganan, como mi hijo el mayor por ejemplo.

Toda la vida la pasaría con ellos y si me encuentro un niño grande de mi edad, ¡ME LO TIRO!


Necesito compartir todo lo que estoy viviendo, transmitir al resto mis energías nucleares. Cada día le agradezco a Dios que me enviara aquel divorcio. Cada mañana despierto y pienso, por fin, he vuelto. Pero además, sin pesos.

No hay cortarrollos que me frene, ¡Qué locura!

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