Conversaciones que comienzan con un ¿qué tal? ¿Qué te
cuentas? Y terminan con un ¿tacuerdas? Comienzas a recordar y tacuerdas de
aquella cara cuando sintió el agua fría entre sus piernas, y de aquella que
puso cuando tiraste la cerveza y del día que se hizo daño abriendo la lata de
mejillones y casi llora, pero porque ya tenía ganas antes.
Tacuerdas de miedos y rabias compartidas, de los regalos
especiales, de las noches de espera y de las otras, las noches de piel y agua.
De los calores y fríos, sudores que se enfrían al
destaparnos.
Tacuerdas del calor de su cuerpo cuando refugia el tuyo. De los
abrazos sinceros y de los besos a roña. Las cenas preparadas para nada. El agotamiento
al final de la noche, tacuerdas...
¿Tacuerdas?
Si, yo se que tacuerdas.
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