viernes, 14 de diciembre de 2012



Cuando muere un animal convulsiona y grita. Este mundo se está muriendo.

Seamos necios y pensemos que nos salvaremos, que pronto encontrarán el antídoto y nos recuperaremos.

¡Qué  va!, este mundo se está muriendo y yo me alegro. Espero que espire pronto y nazca un mundo nuevo. Este mundo consumista terminó por fin.

En el mundo nuevo los padres no recomendarán a sus hijos comprar ladrillos y tierra, a ser posible cerca. En este que está naciendo, les enseñaremos a vivir con lo puesto, a viajar para buscar trabajo, a amar el desarraigo.

Algún día me libraré del ancla que me sembró en mi tierra. Dejaré a mis hijos un buen sabor de boca, velaré por sus vidas pero no seré carga para nadie.

Aprendí a amar la soledad, acompañada de la gente que me quiere, pero desapareciendo para que descansen de mí.


Soy un alma peligrosa, ansiosa y retorcida. No soy capaz de hacer una vida simple. No regalo colonias ni corbatas.  No soy capaz de amar con normalidad.

Alguien me dijo hace poco: “Él se lo pierde”. No amiga – le contesté – Él se libra.

Yo quiero que lloren mi nombre como un niño chico,
que pidas ayuda a tu Dios para que vele por tu alma.

Quiero que golpees tu cama con rabia.
Que conserves mi olor en tu recuerdo,
que me pidas en una noche amor eterno.

Que lo sueñes despierto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario