domingo, 23 de diciembre de 2012

PREPÁRATE


En una conversación telefónica de chicas, de esas que duran tanto que tu madre te llama al móvil para decirte que tienes mal colgado el teléfono, decía yo esta mañana:

Nena, no hay nadie a salvo de la Lengua, ni mi anónimo, siempre que no sea gilipollas.

Ni altos ni bajos, ni gordos ni flacos, ni siquiera los tuertos están a salvo.

Admito alguno de estos defectos: egocéntrico, egoísta, guaperas, llorica, lumbreras, perezoso, marrano, cobarde… pero no admito más de dos.

No admito pocosesos. No concibo el silencio. No soporto la falta de ansias por mí.

Necesito que tenga fuerza, que sea independiente, que viva feliz, que no llore, que sea un follador-vividor, que su vida esté llena de cosas, que no se estrese con las mías, que no me pida exclusividad, que me comparta con amigos y amigas. Que no sea celoso, que sepa subirse a los árboles__ un ser infatigable.

Me encantan los guarros,
los que no tienen pelos en la lengua,
los que son capaces de decir
lo que otros solo piensan.

Y si te falta algo de esto, te entrenas.

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