domingo, 21 de abril de 2013

¿CÓMO SABER SI ESTÁS CURADO?


Uno, todas tus conversaciones no llevan a él o ella.

Dos, cuando tus hijos te cuentan algo bueno que hicieron, ya no te duele por no estar, lo ves como cuando van a un viaje con el colegio o los amigos.  

Tres, comienzas a olvidar daños, los buenos recuerdos hace tiempo que se borraron.

Cuatro, imaginas como sería tu vida a su lado y te alegras de la suerte que corriste. Ya no tienes ansia por encontrar pareja para darle en los hocicos.

Cinco, haces las mismas cosas que hacías antes, pero sin ansiedad. Tus hijos no te pesan, tus amigos hablan y tú estás a su lado, no pensando en él o ella. En algunos casos con nostalgia, en otros, como el mío, con mucha rabia.

Seis, los años perdidos, son vividos. Los que te quedan un regalo, no una condena. Los logros y los problemas de tu vida, no son automáticamente acompañados del típico:

-        ¡Verás cuando se entere!

Yo tenía que haberlo hecho mucho antes, antes estaría curada. Curar lleva aproximadamente un año desde que se va. Si no lo logras busca ayuda, pero no busques pareja, que acabará cansada de escucharte.

No hay consejos que se puedan dar, seguir el instinto es lo mejor y mucho sentido del humor, ironía y mala leche. Entre cónyuges por supuesto, pero no con los hijos.

Lo que tengas que decirle, díselo a él directamente, no a amigos, familiares o a tus hijos. Procura hacerlo despacio, incluir alguna que otra palabra en inglés por si no te entiende, y reír triunfante al final de la pelea. Porque será una pelea a muerte y de por vida.

Absténganse de seguir leyendo parejas modernas que toman cañas y acuden a los actos públicos juntas. También las que guardan compostura de cara a la galería. Yo solo hablo de la gente auténtica, que si necesita escupir porque le amargó el culo del pepino, pues lo hace. No pasa el rato tragando saliva y sonriendo.

Es importante que los hijos se compartan. Si no hay separación, los niños soportan al padre y la madre hasta el día de su emancipación sean como sean, deben rozar a su padre y a su madre.

En ocasiones intentamos dañar privando a los niños de la presencia habitualmente del padre. Ellos se alejan y pasan a ser solo de la madre. Es un error, su padre es el que es y han de conocerlo tal cual, para bien o para mal. Si lo pierden lo magnificarán, para bien o para mal.

A lo largo de la vida la madre tendrá que afrontar dificultades de todo tipo sola, porque ya el padre será un desconocido. No solo en la infancia, como adultos, también podrán pedir ayuda a su padre, si no lo perdieron de niños.

No olvidemos a los padres que no estaban acostumbrados a la crianza en pareja, a los que les viene largo atenderlos en soledad. Estos que solo cumplen con los mínimos establecidos y que cuando han de hacer algún extra, la madre debe estar eternamente agradecida.

Existen las madres que no dejan que sus hijos hablen con el padre de manera vengativa y equivocada a mi modo de ver, pero también están los padres que no llaman a sus hijos aunque tengan tarifa plana. Yo intento que rocen a su padre al máximo, para bien o para mal, yo lo intento, lo intento, sabe que solo tiene que llamar y quedar. 

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