domingo, 14 de abril de 2013

EL BARCO

Si hay algo grande en esta vida son los ellos. Amo  a mis hijos pero admiro profundamente a los suyos, los niños. Aprendí el otro día estudiando el tema nueve de cono que dos de mis niños ya no lo son. Yo ya lo sabía.  ¿Porqué me di cuenta?  A veces me regañan como adultos que son.

Hoy mis amigos me hicieron llorar mucho, mucho, aunque hice como que me reía. Me obligaron a no perder un sueño. Ellos si que tienen mérito porque me aguantarán hasta sepa Dios cuando. Y seguro que me sacarán de más de un lío donde me meta, porque saben que soy su niña y siempre lo seré aunque tenga ochenta años.

Mi abuela se murió siendo muy niña, se reía de todos hasta el momento de su muerte. Yo siempre he dicho que me haré la muerta varias veces como ella, para que cuando me muera de verdad no se lo crean.  

Se que mi sueño es de locos, nunca dije que fuera cuerda, aunque según con quien me comparen, lo parezca. Mi sueño, es de locos. No lo conté nunca por si se gafaba o me lo quitaban. Ahora lo hago para que tomen nota mis amigos, si me quieren ayudar a cumplirlo.

En aquella tierra, llamada Puerto Alto había un barco. Nadie sabía desde cuando estaba allí. Cuenta la leyenda que quedó escorado en una roca en el tiempo en que las aguas lo cubrían todo. Había sido restaurado por generaciones y respetado como algo misterio y mágico que permanecía aquellas tierras desde siempre.

Al retirarse las aguas, crecieron a su lado almendros y olivos. Los horizontes marinos se cambiaron por campos. Nadie tenía valor de tocar aquel misterioso barco.

Justo en frente había una isla con un gran árbol. Anidaban piratas malhumorados que no permitían a los niños acercarse a él, los Antonios les llamaban.  

El Árbol de la Serpiente los vigilaba con sus retorcidas ramas. Solo podían llegar allí nadando, amenazados por los Antonios que podían aparecer en cualquier momento. Pero ellos eran valientes y siempre debían llegar hasta la isla por si quedaba algún desterrado que los necesitara y podían rescatarlo.

La pesca de almendras era abundante, se guardaban provisiones para todo el año.

Al lado del barco había un kiosco, otro sueño cumplido. ¿Quién no soñó de niño con tener un kiosco para él solo?

A su lado una alberca, a la que nos tiraremos desde un tejado. Las lesiones no cuentan, son parte del a vida, si no hay mucha sangre ni muerte, solo heridas.

Un terrario con arena de la playa, nunca me dejaron traerla, era una locura. Ahora, la traeré, porque la que venden en el Ikea, es una mierda de tierra, no lleva yodo ni nada, y encima, es cara. Espero que me traigáis cada uno una bolsica y almejitas.

¡Quiero arena de Asturias, Nela!

Un columpio para los clásicos y un coche para los gitanos. Mi coche de madera se convertirá con la magia del lugar, en un Daewoo verde fosforito con un equipo payonec buenísimo.

Tirolinas para bajar, escaleras de pirata para subir. Cabañas en cada hueco, tirachinas para las guerras, las pelotas ya las echa un árbol que hay allí. Una huerta, un invernadero y una piscina cubierta para el invierno. Y gallinitas que pongan huevos.

Ese era mi sueño, ahora el nuestro.

P.D.: por supuesto mi barco, ya no será mi barco, será, EL BARCO y será un sitio de encuentro y acogimiento para todos. Ya haré la entrega de llaves y todas esas cosas que hacen las autoridades. Que para eso soy la Reina.

1 comentario:

  1. Majestad!! Su excelencia manda... (todo esto acompañado de un leve movimiento de genuflexión)
    jejejeje Manda huevos que hoy es el día de la Republica!! si es que ya no tenemos respeto por naaa jejejje

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