martes, 9 de abril de 2013

¡QUÉ DELICAILLO QUE ES MI CHOCHO!


Tomando el sol en mi terraza, observo que ya no se me pega con gracia. Mis carnes cada día están más viejas. Esos lunares y pecas tan simpáticas, cada día están más feas.

De pronto pienso: este cuerpo va a  peor, hay que disfrutarlo antes de que le sobrevenga la muerte.

Es como cuando tienes fruta en la nevera, los primeros días no te apetece, pero cuando se empieza a picar te la comes deprisa y corriendo, con ansias.

Pronto mis lunares se convertirán en manchas de la edad. Les dará mucha risa a mis hijos cuando les diga que solo son arrugas de expresión.

Y yo aquí escribiendo, pero con una cabecica muy tonta y selectiva, que no me permite aprovechar este cuerpo que Dios me dio.

Y es que, ya lo dije una vez, ya quisiera yo tener un chocho menos delicaillo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario