martes, 30 de abril de 2013

LA HUERTA DEL VARA

Nunca dije que fuera una chica normal. Las chicas normales no hacen las cosas que yo hago, buenas y malas. Me avergüenzo de las cosas malas que hago, del mal que produzco a mi alrededor, pero no puedo evitarlo, no tengo medida, soy mala, muy mala, cuando necesito serlo. Mala de necesidad. Con crueldad. Y a lo mejor, no llevo razón, pero es como vomitar, es como cagar para mí, una necesidad de justicia hacia ellos, los que considero, malos. Me pongo a su nivel, no, mucho peor. Les digo lo malos que son y que son tan malos que la gente no se lo dice. Les ofrezco en bandeja todos sus defectos y al mismo tiempo recalco los que ellos ven en mí, orgullosa. Orgullosa de ser de barrio, orgullosa de no tener educación, orgullosa de ser violenta siempre en defensa propia. Yo nunca daré la primera, pero provocaré al máximo para que me la den, y así tener escusa para devolverla. Yo soy de barrio, a mi me dan una y devuelvo siete. Yo aprendí muy chica, que las hostias solo duelen y que es muy difícil que llegue la muerte. Sobre las cosas buenas que hago, no robar para mí. Si, soy muy ladrona, a cara descubierta te robo la tierra, y sonrío, y te quejas y te acuerdas. Pero no es para mí, es para hacer una huerta.

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