martes, 2 de junio de 2015

MIS LABORES

Alguien me dijo una vez, que mis historias de monstruos y eróticas, eran muy predecibles, muy sencillas, fáciles, como las que se cuentan los niños y los adolescentes.  

En aquel momento me pareció un insulto. No sé si lo dijo por molestar, pero me molestó.

Hoy con el paso del tiempo me doy cuenta de que son así porque yo soy así, sencilla y simple. El que espere más de mí, va listo. 

¡No será porque no se lo he escrito veces!

Mis historias son  asequibles, de las que nos contamos unos a otros fumando un pitillo en un descampado o en las ruinas de un cortijo. De noche, con poca edad y mucha imaginación.

Así son por eso os sonarán, claro, si seguro que alguno de vosotros contó historias parecidas, o le contaron.

Que voy a hacer si es lo que he hecho toda la vida, de boca no de hoja, como dice mi chica. Supongo que deberé gustar a gente que no haya leído tanto, que no conozca a escritores de los buenos. Que estén muy nuevos como dice mi madre,  que cualquier historia de las mías para ellos les parece original, por jóvenes.

En esto como en la vida, la experiencia hace que todo cambie. Lo que te puede parecer un príncipe azul con una experiencia, con el paso de las circunstancias lo ves de otro color, su piel, su pelo y sus ropajes, todo con menos brillo, más amarronao. Y el príncipe azul se convierte en un plebeyo, que bebe mucho y se tira pedos.


Yo sigo escribiendo como antes seguía contando. Como el que hace croché, sin ninguna utilidad, pero bonito y entretenido. Seguramente guarden mis labores muchos en sus casas por no tirarlas. 

LVM

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