sábado, 16 de septiembre de 2017

LA VIDA COTIDIANA

Los chiquillos que vuelven al cole, los compañeros de sus vacaciones, el frío por fin, se hace de noche antes… mi cerebro lo necesita, la vida cotidiana.

Además de la diversión, que sería de nosotros sin la rutina. Si todos tus meses fueran iguales, si tuvieras suficiente dinero para no trabajar y pasaras tus veranos de vacaciones, en invierno esquiando o buscando el verano en otros países, ¡Qué sería de nosotros!

Los que estamos acostumbrados a trabajar y nos gusta, a ganarnos nuestro pan y  no heredarlo, que sería de nosotros sin trabajo y con dinero. 

No quiero pensarlo, con lo que me costó dejar el tabaco.

Si el dinero me sobrara a estas alturas de mi vida sabría qué hacer con él, pero si me hubiera sobrado siempre, si no hubiera tenido rutinas, inviernos largos y veranos de una semana vas que ardes, si no hubiera tenido a mis hijos que en estos días están supercontentos de empezar sus estudios, seguro que mi cerebro estaría aún más acelerado.

Estoy hecha para trabajar, dentro y fuera del hogar. Recuerdo una vez que estuve parada y fue la época de mayor actividad, perdí varios kilos.

Me despierto a las seis de la mañana muchos días, otros como mucho a las siete. Si no tengo cosas que hacer me las invento, unas de más utilidad que otras.

Me encanta viajar como perra flauta, descansar a pierna suelta, disfrutar del agua hasta que se me ponen las manos como garbanzos, no hacer nada me encanta, pero porque sé que detrás viene la vida cotidiana para meterme en verea. 

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