viernes, 13 de noviembre de 2015

No es lo mismo un negro que venga en patera que uno de los que cantan para miles de personas. No es lo mismo un moro muerto de hambre que el hijo de un jeque, estudiando en granada, su Alándalus querida.

No es lo mismo una tía guarra, madre de familia encima, una  perturbada, medio loca por no decir entera, ignorante y pordiosera, que se piensa que sabe escribir y no ha leído un libro en su vida… que una escritora con nombre y prestigio.

Mi historia es sorprendente, sobrevivo y encima feliz. Mi vida, es ciertamente interesante, nada fácil. Ya asumí ser la que hay que esconder, no presentar, como cojones le dices a nadie que la Lengua te gusta, que la tienes en tu cama.

Yo no sé tú, pero yo no siento pena por mí, ya me gusto. Tú podrás ser más adecuada para ser la novia de alguien, yo la mejor para esconder. Más si es debajo tus sábanas.

Comienzo a hacer lo mismo. No hay valientes que estén a mi altura, así que ahora me pongo tacones.

¡Oh! ¡Soberbia y engreída! Encima.

No me interesa que nadie me lleve de la mano, al final lo llevo acojonao.  Mejor que se quede ahí, que ya voy y vuelvo. Mientras que me añore, todos lo hacen, lo sé.

Bueno, menos los que se enamoran de verdad, de amor verdadero y sincero. Sin esfuerzos, sin intereses, sin aplazamientos, sin levantamientos de bienes, esos, esos ya no me añoran, al menos de momento.

Para los demás aunque me extrañen, cuando yo me voy, no vuelvo. Otra cosa es cuando se largan, a esos, mejor dicho solo a ese, lo espero.

No me arrepiento de ningún movimiento:

Viví un matrimonio, más o menos aceptable, no me arrepiento.
Un divorcio divino, lo mejor que pude soñar.

Si no se termina mi primer amor, no vienen otras historias la mar de interesantes.

Si vuelvo o voy, es por la libertad de la que ahora gozo.



No hay comentarios:

Publicar un comentario