Me sorprendo sola pensando en ti. En tus risas y tus penas.
¡Cómo me gustaría poder abrazarte cuando el desánimo te vence!
Solo eso, abrazarte fuerte, sentada a tus espaldas, acariciar tu pelo.
Dejar que hables y darte consuelo.
Ser el diván de tu casa, el espejo de tu baño, ser toalla, ser almohada.
Mimarte como mima un amigo invisible.
Sin tocarte, porque no puedo, hoy sueño y pido para ti un deseo.
LVM
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