Y refriego mi nariz en su espalda mientras duerme, también
cuando está cocinando mientras se quema la cebolla, lo paro, lo abrazo y lo
huelo,esta vez por delante.
Permanezco inmóvil
con la punta pegadita a tu cuerpo aspirando tu olor y pienso:
¿Y si me quedo sin él, qué voy a hacer?
Investigo sus detalles, grande, fuerte, amable. Todo en él
es amable. Sus gestos, su sonrisa, su mirada, la humildad grande que tiene. Su
pequeño cuerpo, no tan pequeño. No para mí. No según se mire y lo que mires.
Para mí es grande, tanto, que me siento a tu lado y la
altura se aprecia cuando me apoyo en tus nalgas mientras me toca el pelo. Es grande
cuando le miro desde aquí mientras me ama, embistiendo como un mulo,
desesperao.
Es grande cuando toca, saltan las células del pecho, me
provoca el llanto pensando, y si no está, ¿Qué voy a hacer?
Es fácil que yo me enamore de alguien, no tanto que me
quiera como él me quiere.
Ni soñando imaginaría todo esto, por eso lo huelo y temo; ¿Qué
va a ser de mí si no está?
Él me dice:
¿Qué haces?
LVM
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