lunes, 23 de marzo de 2015

DOBLE O NADA

Lo que no sé es como no me he vuelto loca ya. Casi todo lo que siembro no sirve para nada. Estoy a punto de rendirme. No puedo, no puedo rendirme yo. No puedo.

Tengo que volver al principio, una y otra vez. Es como desarmar una y otra vez la misma bufanda, durante años.

No sé como no me he vuelto loca ya.

Dije que no diría tacos, dije que no me pondría nerviosa, dije, si, si, si, dije.

He gritado, he golpeado la pizarra de rotuladores que se borran, me he pegado con ella en la cabeza, casi lloro.

Le pregunto cosas y responde siempre la respuesta incorrecta, yo creo que ya lo hace para que le diga que no que no es correcta y elegir la otra. Es como si supieras la respuesta a una pregunta, pero quisieras asegurarte de que es la verdadera diciendo la mala para que yo la rectifique.

¡HOY ME PREGUNTÓ CUANTAS LINEAS TENÍA UN PENTAGRAMA!

Tenía serias dudas, de verdad que dudaba escribiendo una escala, pero no en la armadura, no en el grado que tenía que alterar, no, no, no. Su duda comenzó en el número de líneas que debía dibujar en la pizarra.

¿Cómo lo hago? ¿Cómo consigo que permanezcan las cosas?

No sabe nadie la de golpes que me he dado en la palma de la mano, emulando los tonos y los semitonos (palicos y rallicas). La de veces que hemos hablado de la distancia entre dos notas.

Utilizo todo el cuerpo, golpeo, grito, me desespero y cuando se va, lloro.

Ya no lloro, me voy a andar.

Grito, maldigo, abro los ojos, me agarro el pelo,  me balanceo, golpeo la cabeza con el sofá. Todo eso hice hoy y eso que prometí que no lo haría.

¡Qué me importa a mí las puñeteras elecciones!

Llegando casi al final y tengo que volver cada día al principio. Pasando por las dudas que tenemos ahora, y recordando cada una de las cosas que aprendimos desde hace no sé ni desde cuantos años. Y dudando claro, hace mucho que lo aprendimos, podemos estar confundidas.

No puedo rendirme, yo no.

Me voy a caminar que tengo dos horas y no puedo volverme loca. Ahora no, cuando la saque de culero.

No sé ni como no me he vuelto loca ya, solo por esto, sin contar con el resto de cosas que nos pasan con el resto de los hijos que he parido.


Y si encima fuera la primera vez que me pasa, pues no. 

Doble o nada. 

LVM

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