Y poco a poco comienzas a perder la ceguera amorosa.
Y te
das cuenta de lo graciosa que es la china que todos los días te trataba con
simpatía.
Y poco a poco dejas de pensar que todo es una mierda sin ella. Y un
día resulta que pasa rápido y no es un infierno de horas como eran los días de
antes. Y otro día te reúnes con tu gente y piensas:
-
Joder, ¿pues no que soy feliz?
Antes estabas deseando terminar e ir a casa a seguir
llorando la pena gorda, a ver si allí te llegaban sus mensajes.
Y tu vida es ahora un rompecabezas de buenos momentos, con alguna
pieza que no encuentras, que se resiste y que necesita un puñetacillo. Pero la
buscas y te muerdes la punta de la lengua hasta que la tienes en su sitio.
Te haces fuerte y del cuello de tu chándal se desenrosca una
capa roja de licra hasta los pies y te subes los pantalones hasta los sobacos
marcando paquete, los amarras con tus calcetines blancos y sacas músculos en
ambos brazos.
Y aprietas los puños.
Y te peinas el pelo pa tras.
Y te miras de frente y de perfil en un escaparate de la
china de antes.
Tu capa roja ondea al viento mientras piensas:
¡Asin me ve mi Lengua! ¡Yo soy su campeón!
LVM
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