jueves, 19 de marzo de 2015

MALPIENSO

Luego, existo. 

Es bueno reconocer los defectos de uno.

Yo malpienso.

Tú malpiensas.

Ella malpiensa.

Es lo que pasa cuando uno está enamorado, que siempre malpiensa que no es correspondido. Cuando dos personas están enamoradas y locas la una por la otra, no hay malos pensamientos que puedan con eso, pero cuando alguien renquea, empiezan los problemas.

Tú le mandas un mensaje lleno de euforia y de amor, y él, ella, responde con naturalidad y sin muchos aspavientos, simplemente porque estaba duchándose, o comiendo, o porque le llamó la madre en ese momento, o porque… vete tú a saber, en ese momento de su vida algo ocurría para que no pudiera corresponder.

La gente como yo, empieza a retroalimentarse del espíritu del mal, y malpiensa y malpiensa, y comienza a hablar sola, y se acuesta en la cama pero no puede dormir, y las patas del somier empiezan a elevarse, y al final, llega alguien a la habitación y con ese mismo lo pagas como si fueras una poseída.

No escupes espuma verde porque no eres cristiana y sabes que nadie va a venir a hacerte un exorcismo.

¿Cuál es la solución para todos los malpensadores del mundo?

No me gusta dar consejos, pero a mí me sirve esperar. Asumir la pena, el bajón, la melancolía… sola. Esperar veinticuatro horas a ver si se confirman o se desmienten los hechos.

Aunque también he de decir que las cosas que malpensamos suelen estar basadas en hechos reales, siempre hay algo de verdad en nuestros malos pensamientos.

A veces, vemos donde otros no ven.

A veces son evidencias que nos niegan.

Es como cuando ves que tu hijo es mariquita desde chico, y lo comentas con alguien, y te lo niega para que no te preocupes. Todo el mundo ve el plumazo de tu hijo, pero piensa: 

- ¡Coño pues ya se verá!

A mí me pasó, pero no me salió mariquita, de momento, solo me salió bizco.

NOTA: Yasta, no digo más que tengo que fregar los platos de la cena y doblar un cerro de calcetines. 

LVM

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