martes, 15 de marzo de 2011

2 de 20 x 1 de 40

La fanfarronería de siempre, cuando amenazan con cambiarnos por otra.

Ellos no tienen ningún problema con hacer esta broma, porque además saben que no nos afecta en lo más mínimo. Sabemos que 1 de 20 solo la pueden conseguir con la cartera llena. Imagínate dos.

¿Qué chica de 20 va a querer salir con alguien de + de 40? ¿Qué chica de 20, acostumbrada al vigor de la juventud, puede cambiar eso por la sabiduría? ¿la madurez? ¿la seguridad?

Perdonadme, sois todos unos ilusos.

La seguridad quizás. No me agrada criticarlas, pero es posible que la seguridad económica sea un buen motivo para cambiar a uno de 20 por otro de 40 y tantos, pero de seguro, el cambio no será en exclusiva.

Por tradición, nos meten en la cabeza a las niñas, que si él tiene unos años más no importa, es mejor: nos enseñará cosas, nos protegerá.

Pero que si nosotras somos dos o tres años mayores o dos o tres centímetros más altas, ¡no está bien!

Nosotras no bromeamos con esas cosas, para no dañar. Lo guardamos el secreto e incluso nos sentimos culpables. Pero nosotras, no cambiamos 2 x 1, nosotras invertimos las cifras. 

Si teníamos uno de 43, ahora tiene 34. Si el tuyo tenía  54 cuando te cambió por la de 20, de seguro que te espera uno de 45, y no estoy fanfarroneando, soy de lo más razonable y es de lo más habitual. 

- chsssss chssss Lengua, Lengua....  – se escucha una voz en of.

- Que, dime.

- Que el mío tiene, 48, ¿ como lo hago ?

- ¿ 48 ?, pues entonces ¿Eh? ¡Eso no, eso nunca!  Nena, quítale el pico que  tiene una rima muy fea.

Nosotras en el momento de quedar solas, ya bajamos la demasía que nos obligaron a aguantar desde niñas, cuatro o cinco añitos. Y después, un día por el otro, bajas un poco, no pasa nada otro poco, en fin, estás muy bien, puedes seguir bajando y cuando menos acuerdas, los de la edad de tu ex, están hechos todos unos carcas.

Además, nosotras ya tenemos nuestra familia hecha, ya no necesitamos repuesto, necesitamos la libertad y buscamos eternos amantes, pero por la noche tú a tu casa y yo en la mía, y si un día se deja el cepillo de dientes, se lo envías por mensajería urgente.

Los amantes eternos, nunca envejecen. Pasa el tiempo, y ellos no envejecen, porque se renuevan, como nuestro vestuario, cada año.

En fin queridos, que nosotras no lo decimos, no fanfarroneamos. Os esbozamos una sonrisa forzada, cuando hacéis esta bromita, mundialmente conocida, común en toda nuestra geografía.

Menos mal que el pensamiento es libre y no se escucha. 

¿eh? ¿se me escuchó? Perdón.

LVM

No hay comentarios:

Publicar un comentario