miércoles, 16 de marzo de 2011

CUANTO PELO TIENES, ESTAS FATAL

Estoy en casa. Mi niña toca  y empiezo a soñar. Sueño que tienes el pelo demasiado largo y te digo:

- Ya está bien, de hoy no pasa.


Te llevo a mi baño. Te siento en mi banqueta, quito tu  camiseta y te pongo mi capa amarilla. Me da mucho coraje cuando los pelos se clavan en la ropa.

¿Qué? ¿Estás incómodo? ¿La banqueta es bajita? Yo la necesito así, pero puedes desabrochar un botón de tus vaqueros, para estar mejor.

Al sentarte, tu pantalón baja por detrás, dando comodidad a tu cintura al mismo tiempo que muestras partes de ti excitantes. 

No es tu pubis, no es tu sexo, solo muestras tus caderas. 

¡Cuánta sensualidad, en ese gesto! 

Primero el cinturón, después el primer botón y sola, la cremallera baja un poco más, sin querer.

La peluquera, ha de estar cómoda en casa. Llevo mi chándal de terciopelo negro sin cinturilla, solo con elástico, sin goma. Ese pantalón solo se puede llevar con tanga, imposible marcar el cachete con las bragas, es una ofensa al buen gusto.

Las tijeras, en el cajón más bajo de la cómoda del baño. 

Al agacharse, el pantalón baja un poco, muestra su tanga, un segundo. Él se percata y comienza su excitación.

Necesito tu cabeza por debajo de mis pechos, para pelar con comodidad.

-  ¡Quieto! no te muevas, no seas bicho, te dejaré trasquilones.

Comienza a cortar, patilla, oreja, nuca. Sus dedos estiran el pelo, para poder cortar. Una sensación placentera le invade, cierra los ojos, no puede evitarlo, su bello se eriza, uf, fuerte, muy fuerte...

       -    ¡Ay! un tirón, perdón.

Poco a poco, un pellizco comienza a apretar su estómago. La maquinaria hormonal funciona. Él, no puede seguir.

- Deja de pelarme ya.


- No te muevas ¡bicho! no te muevas que te cortaré una oreja, ¿sabes? la oreja de Van Gogh era de un niño que se movió demasiado y su mama le cortó la oreja. ¡Quieto, bicho! 

Él tiene sus manos bajo la capa, inmóviles, sobre sus piernas, la mira, está loca, siempre igual, sonríe, bromas, es linda, es .... vital.

Comienza a tocar una de sus piernas, el terciopelo es suave, se desliza por el interior de la pierna desde su rodilla, comienza a subir.

-  No sigas, no podré continuar
-  Si, seguiré.

Ella sonríe cómplice, pero continua con su trabajo.

Está cerca, está tan baja la banqueta, que él atraviesa por entre sus piernas, y  por detrás llega hasta su cintura y con un pequeño tirón, de ese pantalón, sin fuerza, sin goma, comienza a bajarlo.

Ella lo mira a los ojos, su cara se relaja, pero sigue trabajando, tijera en mano, se acerca a su rostro, coloca su frente, sobre la de él, le dice:

- Si sigues así no te pelaré hoy, te dejaré ir al trabajo, mitad si y mitad no.

- Yo sería capaz de ir a trabajar así aunque se rían, si a cambio, dejas de pelarme y me haces el amor.

- No, terminaré. 

Se estira se pone dura y sigue su trabajo.

El sonríe y piensa, seguro, será lo que yo decida. Cuando yo quiera. Insiste, tira del pantalón, está abajo ya, solo le separa de su mano, la pequeña tira del tanga. 

¡Qué fácil, que frontera tan franqueable!

Imposible, así no puedo pelarle.

Los dos se relajan, se miran de frente, el continua su camino, como si ella, no fuera sensible a sus caricias. La mira, está ya en otro sitio, mueve la cabeza, a ambos lados. Ella piensa:

- Haces conmigo lo que quieres bicho.

Se acerca a su cara, baja sus labios.

-  Estás muy bajito. Te tengo indefenso. Te besaré dulce ya sabes, los besos, han de ser como deben ser, dulces, tiernos, lentos, ...

Mi pantalón ya está en el suelo.

¡ Con el coraje que me da que se llene de pelos!

Él tiene su sexo fuera del pantalón. Solo, salió en busca de su presa. Lo miro a los ojos, mientras, consigue, como siempre lo  que quiere, lo que queremos ambos.

La banqueta es tan bajita, que puedo mantenerme de pié, bajo, de pié, bajo, no te muevas, déjame hacer... bésame, aún puedes, son las primeras embestidas, después, no podrás, no encontrarás mi boca, tu cabeza, estará en mi pecho, mis manos en tu nuca, mis dedos ... 

¡Cuánto pelo tienes, estas fatal, de mañana no pasa!

2 comentarios:

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  2. quiero ir a esa peluquería hoy mismo

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