domingo, 20 de marzo de 2011

TÓCAME

Esta noche, es su noche. No se vieron durante el día, como hacen los novios antes de la boda, para no ponerse nerviosos. Mucho tiempo esperando ese momento.

Aprendiz de mucho, maestra de na, decía. No se sentía segura, no se veía guapa, nunca se vio guapa, solo lo era a los ojos de los demás. Sabía que su imagen era agradable a los ojos del resto, pero ella era ella, con sus manchas, sus canas, sus arrugas, su belleza y su fealdad eran suyas. 

Él no sabía si sería capaz esa noche, de tocar para ella. Lo había hecho millones de veces, desde pequeño, pero esta vez era bien distinto. No era una bailaora de casta, con rango ni nombre. Era ella. La mujer que llenaba sus noches de sueños. La que despertaba su sexo con una mirada.

Un dedo solo que pusiera sobre su piel, y no sería capaz de tocar. En defensa propia esa noche, no la miraría. Así estaría a salvo.

Salió al escenario. Era un pequeño garito flamenco con poca gente ese día. No se trataba de un gran teatro. Si ocurría algún imprevisto, no echarían por tierra su reputación.
Salió cabizbajo, muy nervioso, saludo a los presentes y se sentó.

Ella estaba allí, a su lado. Tras abrir el telón, la primera imagen inmóvil en su silla era ella. Vestido negro, flor en el pelo, pero no una flor flamenca, hasta en eso tenía que transgredir.

Una margarita blanca, natural, le salía de su nuca, casi tirada en su cuello.

Ese cuello, esa flor, esa oreja y su piel.

Una imagen que él era incapaz de mirar, sin temblar, sin excitarse.

No la miró, no sería capaz de hacer su trabajo aquella noche. Mira al cantaor, unas pequeñas indicaciones; ella sigue allí, inmóvil.

Comienza a tocar y el cantaor no ayuda. La letra habla de ella, la describe palmo a palmo. Un pequeño movimiento de su niña todavía en su silla, leve, suelto, lento.

Un pellizco comienza a recorrer sus venas, la sangre se acelera y quema.

 - No podré hacerlo - piensa.

Concéntrate niño que es su primera vez, no hay nadie más que  toque en la sala, nadie podrá tocarle como yo la toco.

Consigue evadirse de la escena y comienza a sonar su música. Ella comienza a bailar.

¡Menos mal! se aleja y me da la espalda.

¡Que espalda tan blanca! llena de lunares, como un vestido de flamenca, perfecta, como realza su espalda ese vestido negro. No puedo mirar.

Mueve con fuerza su mantón, se acerca sin querer. Él está sentado, ella de pie, contonea sus caderas, en sus propias narices, cierra los ojos ¿se emociona con su guitarra?

Si, pero sobre todo… no puede mirar.

Termina la primera pieza, aplausos, se sienta a su lado. Palmas sordas para él.

Ella se percata, algo pasa, lo mira a los ojos y los abre levemente. Arquea sus cejas para preguntar que le pasa. Él se muerde el labio, conteniéndose, entorna sus ojos, como si recibiera un dolor y le dice que no pasa nada con la cabeza, que no es nada.

Ella no lo cree, algo pasa. Se desconcentra, continua la actuación pero baila despistada. Ejecuta los movimientos perfectos, pero el duende está con él

¡ Qué le pasa !

Nunca fue una persona que pudiera fingir, menos bailando. Algo pasa, no puede bailar así. Es el recuerdo de  aquel relato que le regaló el primer día que se conocieron. Está demasiado nervioso y emocionado al verlo hecho realidad. Su corazón va a estallar, lo está pasando realmente mal.

Ella escucha sus pensamientos, siente su ansiedad. Para la actuación en seco, pide disculpas al público. Se arrodilla en el escenario frente a él, de espaldas a su público. Su vestido la protege del suelo y embellece su imagen. No es bonito ver una mujer de rodillas, pero así ,si.

Se arrodilla como se hace para curar a un niño, un niño enfermo de amor.

Le coge la cara, lo mira, seria, regañándole, intentando que se tranquilice.

Él continúa con sus manos en la guitarra. Toda su energía se torna nervio y malestar.

- Estoy aquí, feliz de sanarte.

Y con un beso de amor profundo, saca su veneno de dentro. Al terminar, todo es paz.La gente aplaude. Se anima y toca para ella, está relajado y feliz, puede hasta jalearla con el cantaor.

Será, una actuación con alma…


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