domingo, 24 de marzo de 2013

SOMOS PURA IMITACIÓN

Lo podemos ver en nuestros hijos. Físicamente  se nos parecen por genética es cierto, pero todo lo demás es imitación.

También imitamos a familiares, amigos, compañeros e incluso algún que otro ídolo de nuestra infancia. Yo hay días que me levanto Gloria perdía.

Yo cada día tengo más gestos de mi Ascen, desde que la conozco soy más dulce e infantil. Hoy me salió un grano y lloré mucho porque tenía una cita. Casi la suspendo, me puse muy tonta solo por eso. Es por culpa mi amiga Ascen. La hecho de menos, pero es que anda un semienamorada y eso nos encanta a todos los que la queremos.

Se pegan los gestos y también la fuerza. Cuando estoy con mi Paqui, me vuelvo un poco Ascen, pero cuando no está imito su fuerza y no hay quien pueda conmigo.

Así podría relatar una larga lista de amigos y amigas que han influido en mis gestos, en mis acentos, en mi vocabulario, en lo que soy hoy en día.

Por supuesto, soy muy de imitar a mis niños, los propios y los ajenos.  Suelo poner en mi boca sus palabras, las hago mías. Son mucho más racionales que los adultos, me enseñaron desde joven como debo ser de mayor.

Cuando sea vieja seré más niña que nunca, con la muerte cerca no tendré nada que perder, como ellos, que son niños.

En las relaciones amorosas, en el sexo, es todo puritita imitación. No digo que repitamos todo lo aprendido, pero si se nos queda el poso de lo más bonito.

Este mundo es una gran cadena de imitación humana. Por eso cuando alguien no me gusta, me alejo de golpe. Hago caso a lo que me decía mi madre:

- Con esa niña no te juntes que es fea.

Así que si alguno de mis amigos hace cosas que reconozco hice, pues no me puedo quejar, porque está repitiendo lo que vieron en mí, y si al contrario hago yo tonterías por imitación, que tengan cuidaico cuando hagan las cosas que soy una esponja.

Como mal ejemplo para mis hijos, reconozco que fumo y grito, como bueno, poder decir que he devuelto un billete de quinientos euros que encontré, no puede decirlo todo el mundo. La culpa es de mi padre, que devolvió un cargamento de zapatos que encontró, cuando era cartonero.Yo creo que valen los buenos y los malos ejemplos, ellos finalmente deciden que deben imitar, igual que nosotros.

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