Pero no es así, todo me afecta, todo me perjudica o
beneficia, todo me marca como persona distinta. Pensar para fuera por escrito
tendrá consecuencias positivas y negativas en mi vida. Lo asumo.
Los evaluadores están por todas partes y yo tengo que
demostrar que soy una buena madre a pesar de todo lo que escribo. Ya me falta
poco para criar a mis hijos, pero siempre dirán ante sus errores:
-
¡Claro, con la madre que tiene, como va a salir el
chiquillo!
Si yo fuera una madre estándar, una de las que se para a
hablar de sus cosas a la puerta del colegio, si fuera políticamente correcta,
si fuera estéticamente adecuada, si llevara un corte de pelo de madre
cuarentona, si mi ropa no fuera la que heredo de mi hija cuando se cansa, si fuera
como las demás… todo lo que hicieran mis hijos en su vida, sería
responsabilidad de ellos, todos dirían:
-
Pues tiene una familia muy buena y mira como ha salio
el chiquillo.
Cuando en la naturaleza hay un ser distinto, pato feo o
garbanzo negro, es apartado.
La uniformidad es algo que se establece para poder organizar,
manejar, manipular a las masas. Si todos fuéramos distintos, este mundo sería
un caos.
Todos tenemos miedo de apartarnos del grupo, más aún si
caminamos como yo lo hago, sola por la vida, y más todavía, si de ti dependen otras
personas.
El amor es un gran impulso para seguir viviendo y envejeciendo,
pero también puede ser un gran peso. No permitas que te quieran poco, mejor
solo.
No permanezcas si no te escuchan, si no te besan, si no te
miman, si no te cansinean, si no te llega y sientes “el ansias”, si no le echas
de menos en la cama, si no te abraza y te no hace reír cada noche.
A mí, me tienen que querer mucho para estar a mi lado, con
lo que tienen que aguantar, porque además si no me quieren mucho simplemente,
me largo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario