No necesito más que una o dos discusiones absurdas que terminen en tablas para saber que se repetirán una y otra vez y que nunca jamás se llegará a entendimiento, solo al agotamiento.
Me rindo, me rindo con una o dos.
No soporto el tiempo que se pierde discutiendo que se podría emplear en cosas más positivas y productivas.
No se puede partir de una discusión, sino de una conversación negociadora y pausada, que se inicie diariamente con una pregunta.
Opción A o B.
Que me perdonen los que ahora no pueden discutirlo, porque yo tengo esa lesión, no soporto discutirlo. Se propone, se hace o no.
Si finalmente el balance es positivo, pues seguimos hablando, si mi balance es en contra, si no tengo un saldo a mi favor, de felicidad y de vivir cosas que me gusten, pues desaparezco.
Ya no discuto. Si no puedo ir a un sitio, no voy. Lloro solica en mi casa mi pena, pero no discuto, no me merece la pena, más cuando sé que finalmente se cumplirá la santa voluntad del otro y no servirá de nada.
Yo siempre tengo propuestas alternativas de vida. Siempre gano manque pierda, porque el tiempo limitado y siempre el mismo. Lo invierto en eso, o en otra cosa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario