Ya sé por qué la gente se casa. Es muy malo esto de
enamorarse y desenamorarse. Es mucho mejor conformarse con lo que te viene
dado, a ser posible lo primero que te ofrece la vida que no te aburra y te haga
feliz.
Enamorarse, es fácil. Solo es necesario ser correspondido,
que la afinidad entre las personas haga que estas se enreden y decidan hacer
una vida juntos.
Los hijos, la estabilidad emocional y económica… todo eso es
fantástico, en serio, no recomiendo el divorcio para nadie.
¿Pero qué pasa, si no eres feliz? ¿Qué pasa si tu matrimonio
es una mierda? Si se ponen los cuernos, si se odian los cónyuges, si los hijos
lo soportan, si la vida es un infierno además de monótona. ¿Por qué dejar la
decisión del divorcio a las personas?
No, no, no, no, error. Debería ocurrir como en los
electrodomésticos, obsolescencia programada. Pasados los años, alguien viniera
y te dijera:
-
Perdone, esto está averiado, tiene que
arreglarlo o pensar en cambiar de matrimonio.
Si esto fuera así, todos tendríamos una segunda oportunidad.
Esto sería totalmente normal en la sociedad. De hecho, en las economías más
desarrolladas que la nuestra, los divorcios son más habituales. Entre famosos y
ricos, también.
Entre los pobres hay que aguantar más. Compartir cama y manta, techo y comida, para no pasar calamidades.
Bueno, en muchos casos se optaría por el arreglo y seguiría
funcionando por otros tantos años. Todos
tenemos alguna lavadora que no se rompe ni a tiros, que la arreglamos por cien
euros hace diez años y que lleva contigo toda la vida. Aunque pierda un poco de agua.
LVM
No hay comentarios:
Publicar un comentario