jueves, 28 de abril de 2011

QUE GUAPO

¡Qué guapo! ¡Qué labios tan gorditos y rojos! Tan guapo como mi niño… será el niño, el hermano, el amigo, el nieto... de alguien. Con sus zapatillas Reebok, espera voy a ver como se escribe, con dos ees. Lo tengo delante, voy al médico para una tontería y me encuentro un adolescente que podría ser mi hijo, con su piel blanca, sus mejillas sonrosadas y sus cejas... no existen…

De su cuello cuelgan unos cascos de oreja, rojos. Su sudadera con cremallera y gorro, negra con cuadros blancos, muy grandes. Solo líneas se ven. Líneas blancas como la que sigue, como la que le conducirá a la vida o a la muerte.

Cómo me gustaría hablarle ahora mismo, contarle que volverá en otro niño, o que todo va a salir bien. Decirle que soy medio bruja que tengo intuiciones del 15 e inventar que me vino  la imagen de él con el pelo largo, una melena lisa ondeando al viento, persiguiendo una muchacha preciosa por un prado verde con amapolas rojas. Que le veo haciendo el amor, que le veo haciéndose viejo junto a ella.

Él pensará que el parado está en la tierra. No le mentiré nunca, solo disfrazaré la verdad.

Él nunca pensará en la muerte como respuesta a mis palabras. Pensará que mi intuición dice que se quedará entre nosotros. No podría seguir viviendo si no fuera así.

Me mira, escribo, ¿se da cuenta? No. Solo lo miré un segundo. Bostezo para disimular, se contagia de mi bostezo. Con su gorra negra con dibujos y letras blancas y muchas rayitas difusas… tanto como su futuro.

Mira la ventana, pensativo.

Una vieja se escucha en el interior de la consulta, se queja, protesta y se…

¡Maldita sea! ¡Que no tenemos derecho!.

Sorpresa, no va al médico para él… ¡acompaña a su abuela!. Una enfermera les explica, los pasos que han de dar para solucionar un tema de una prótesis para ella. El solo acompaña ¿no tendrá bastante con los médicos que ha de ver a la fuerza? No, además, va con su abu, a echarle un cable.

Salgo del médico impresionada, acongojada, admirada y lo encuentro fumando un cigarrillo. Para que dejar el tabaco ahora. Le pido fuego para por lo menos hablarle y me ofrece su cigarro, no un mechero, su colilla.

Este hombre en pequeño provoca tanta ternura como admiración.

Que pequeños y viles los que gozamos de salud y nos quejamos de vicio.

¡Qué fuerza! ¡Qué grande! ¡Qué gran hombre!.

2 comentarios:

  1. Joooo... como dices ¡que gran hombre!! esta maldita enfermedad no respeta a nadie, ni chicos, ni grandes...
    Ojalá tu intuición no falle esta vez Lengua...

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  2. Mi intuición lo deja todo en el aire. No me dijo nada mi intuición. Buena señal, yo solo en ocasiones predigoooo muerteeesssss.

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