martes, 16 de agosto de 2011

CALDO VIEJO

Sembraron mi vid en los setenta,
era buen a la madre tierra.

Regada con agua sucia y mimada por la mastresa.

Recibí lluvias y tormentas,
granizo y sequía,
pero siempre tuve mi guía.

Un palo clavado en la tierra,
anudado a mi cuerpo ella.

Cuando crecí me convertí en uva,
y me cosecharon,
y me exprimieron,
y dejaron seco mi cuerpo.

De él salió un caldo bueno, un vino joven cosecha del 86.

Si me bebes entonces no gusto,
pero alguien con muchas luces, agradezco al vinatero que aprecio aquel vino bueno,
joven pero bueno.

Me guardó en su bodega para que nadie me viera,
envejecer.

Pensaba tenerme allí para siempre,
pero escapé.

Escapé el año pasado,
un vino viejo y curtido,
con el paso de estos años,
en silencio recuerda,
cada movimiento,
cada giro,
cada vuelta de botella,
cada mimo,
cada todo, todo lo recuerda.

Pasaron algunos meses,
hasta que un día ella,
decidió abrir mi botella,
todo gracias a ella
¿ entiendes ahora porque estoy tan buena?

Aunque esté vieja.

Para el abuelo zamorano.

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