jueves, 11 de agosto de 2011

No puedo escribir todo lo que hoy vivo
o vivo o escribo.

Un murciélago vocalizando en mi terraza
el sonido de un camión de la basura a lo lejos
una campanada ¿la una? ¿y media?

Son las cinco y treinta y cinco ahora,
y busco a mi señora, la mía, mi guía.

Mi Dolores detrás de Venus,
mi estrella guía, mi planeta,
me mira asustada: "¡la que está liando esta!".

No me dejes sola,
que no nos pase nada
no me dejes sola Dolores,
que no nos pase nada,
repito.


Miedo a dar la cara,
miedo a la fama
miedo al tener dinero,
miedo a no ser mi ama.

Del dinero yo me encargo,
me lo gasto y no pasa nada
mis hijos seguirán siendo,
los mismos de siempre, sin nada.

Que nadie les pida cosas,
que ellos no son yo,
ellos son y serán,
libres de verdad.

Esto es mu gordo Dolores,
esta vez tu nieta la ha liao bien.

Ayúdame a encontrar un valiente,
no quiero estar sola en la cama,
quiero incordiar y que me incordien,
quiero ... como todos y todas,
un valiente bajo mis sábanas.

Todos corren despavoridos, desaparecen por donde han venido.

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