Ha venido mi Lanqui. Me ha contado entre otro montón de
cosas que tiene una burrita y que le ha puesto Constancia. Dice que es lo que
más le falta, y no sabe que es soñadora y que no llegará a ninguna parte, como
nos pasa a más de una, por mucha burra grande que se encuentre de forma
constante en su vida.
Ha entrado en mi casa otro pájaro, no sé quién se lo ha
regalado a mi niña, le voy a poner Escepticismo, no porque me falte sino todo
lo contrario, estoy rodeado de ese sentimiento desde que tengo uso de razón,
más aún desde mi liberación.
No tiene ningún mérito lo que hago porque son tonterías de
las mías, pero dije que escribiría un libro y lo hice, y a pesar de todo, sigo
rodeada de escepticismo, aunque constancia no me falta.
Cada vez que digo algo se abren ojos como platos, aunque lo haya dicho antes, aunque lo haya hecho antes, una vez dicho y hecho cae en el olvido y hasta la próxima. Los seres humanos que me
rodena son tan simples que si no se cumplen las mismas circunstancias de forma idéntica, en la nueva
paradoja que plantee, son otra vez escépticos.
Esto quiere decir, que ahora creerán que voy a escribir otro
libro, sin lugar a dudas, no tienen ningún mérito para ellos están habituados a
que lo haga, pero si digo, estoy enamorada y voy a casarme, otra vez vienen los
escépticos a joder la marrana.
Créanse señores lo que digo, que yo busco el matrimonio, que
mi forma cómoda de vivir es enamorada y no en la búsqueda; Créanme si les digo
que hubiera muerto al lado de mi primer marido, de no ser porque me vi unos
cuernos de ciervo viejo; créanme señores, en el culo tengo flores.
Me enamoré de nuevo y a primera vista, ya tengo mi traje de novia comprado desde el tercer día: trece cincuenta me costó rebajado, blanco roto. Sufrirá la transformación en mis manos y no habrá dinero que pueda pagar tremendo vestido. Ves, sé que eso no lo dudan hoy los escépticos, pero sí hace más de veinte años cuando me hice mi primer traje de novia.
Me enamoré de nuevo y a primera vista, ya tengo mi traje de novia comprado desde el tercer día: trece cincuenta me costó rebajado, blanco roto. Sufrirá la transformación en mis manos y no habrá dinero que pueda pagar tremendo vestido. Ves, sé que eso no lo dudan hoy los escépticos, pero sí hace más de veinte años cuando me hice mi primer traje de novia.
Los anillos a diez euros y la fecha el Sábado de Pasión.
A así está establecido que si fallo queda escrito, pero que
si de nuevo cumplo, los escépticos otra vez deberán amorrar la cabecita, esperando que sus años pasen todos iguales fantaseando solo con las cosas que van a comprar y donde irán de vacaciones.
Esperarán a que vuelva a imaginar una nueva de mis locuras para poder criticar a mis
espaldas, para después ver como una a una las voy cumpliendo y como su vida
sigue siendo igual de aburrida que siempre.
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