sábado, 20 de mayo de 2017

MOMENTO DE LUCIDEZ

Los tengo, de verdad, aunque sean pocos. Llevo varios días experimentándolos. Me pregunto ¿por qué? ¿qué necesidad tengo yo de hacer las cosas que hago? ¿Por qué no he matado ya a Vacarisa?

 Hoy vamos a cortarles las uñas, por fin conseguí un veterinario bueno, le voy a poner el chip, la vacuna, la voy a legalizar y a bautizar. Me darán sus papeles y será oficialmente mi animal de compañía.

Hay que dormirla y eso me da mucha fatiga al pensar que se me muera. No tengo la culpa de que me mandaran una cerda de 120 kilos en lugar de otra de doce. Pero resulta que de pronto imagino que tengo dinero y que puedo terminar mi barco y me dedico a pasear por aquellos campos con mi cerda, buscando bellotas. 

Me gusta, que le voy a hacer, esa actividad es para mi placentera, no la de pasear, la de imaginar simplemente que algún día lo haga, como lo hacía de pequeña en Barcelona con la Vacarisa original.

Para mí que se muere de vieja mi cerda y no lo veo, para mí que me muero yo y tampoco, pero mira, lo he imaginado tantas veces que creo que es el verdadero estímulo positivo que tengo en mi vida. 

Mi momento de lucidez de hoy me dice, que que hago yo después de tantos años empeñada en este asunto, que si no me doy cuenta de que tengo alergia y no debía ni salir de casa hoy. Que tengo la terraza llena de ropa para doblar,  debería meter fregona a toda la casa, para cuándo la cocina de abajo,  por qué no termino de una vez el tabique del baño… 

Pero ¿sabes una cosa? Esta noche no puedo dormir por ella, por mi Vacarisa y no por el  montón de cosas aburridas que tengo que hacer en esta vida.

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