miércoles, 28 de septiembre de 2011

EL ENANO PEKHÉ

Érase una vez un enano que vivía entre montañas. Su nombre pekhé. Estaba muy triste porque todo le salía mal, pero no se daba cuenta, que le salía mal porque estaba muy triste.

Un día se encontró con un oso hormiguero. Este comía termitas de su agujero. Había resistido a muchos años de evolución porque ese era su alimento. Unos bichos muy feos, que salían de una gran mierda gigante. Esa mierda, era un gran refugio, capaz de resistir glaciaciones y llamaradas del sol. Por eso, el oso al tener siempre alimento y un pelaje duro y feo, seguía subsistiendo, mientras que otras especies se extinguían una a una. Por eso el oso hormiguero, es uno de los más antiguos animales terrestres.

Pues bien, este oso, era feo, serio, comía bichos... ya te lo dije. Cuando se encontró con él, el enano pekhé le preguntó
“¿Tú por qué eres tan serio?”
El oso le contestó:
“No lo soy, solo tú me ves así. Yo soy muy feliz y duermo doce horas al día, la comida no me falta, soy feliz, no me ves?”

Entonces pekhé comenzó a observarlo, un día, otro día, ¡y era verdad!. El oso comía, dormía, se revolcaba a la sombra, se revolcaba una osa y estaba todo el día disfrutando de la vida. Su aspecto era serio, así lo necesitó por el tema de la evolución. Tenía un aspecto triste, serio e incluso ridículo, con esa nariz tan larga, pero... ¡que culpa tenía el de que las termitas hicieran esos montículos!. Para llegar a su alimento, su cuerpo fue poniéndose feo, pero él era el mismo, era feliz.

El enano, observándolo comenzó a sonreír, comenzó a comprender, y comenzó a buscar a su enana para con ella pacer. Comer, vivir y si hay que morir... se muere, si hay que extinguirse se extingue uno, pero mientras se vive ¡hay que disfrutar!. Todas las cosas buenas, tienen su parte mala y las cosas que parecen malas están muy buenas. Y si no, mira tú una casa de termitas, busca en Internet, que peazo mierdecica, y piensa en el relleno para ese oso, mmmm, ¡que rico mi alimento, que rico!.


MORALEJA:
No debes ser conformista. Hay que luchar en esta vida, pero tampoco comer como un cerdo, gruñendo, gruñendo... por si viene otro cerdo a comerse tu alimento.

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